Estados Unidos

La eugenesia que nos viene

La Razón
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La Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida ha autorizado nuevas solicitudes de selección genética con fines terapéuticos para terceros y otras peticiones de seleccionar embriones libres de riesgos de sufrir enfermedades. No es preocupante que la temática de las deliberaciones de la Comisión haya llegado a conocimiento de los medios de opinión. Lo que causa alarma es que esa difusión anticipada contribuya a incrementar, de modo difuso pero intenso, el sesgo eugenista de la sociedad española. España, que se vio libre, por fortuna, de la fiebre eugenista que sufrieron otros países (Estados Unidos y Alemania, de modo especial) en la primera mitad del siglo XX, no está vacunada contra la intolerancia de la debilidad: al contrario, parece muy susceptible a la tiranía de la normalidad. Se nos está metiendo en casa el eugenismo de mano de las aclamadas aplicaciones que del diagnóstico preimplantatorio hacen nuestros científicos. Pero esa es una ciencia de vista corta. Impedir hoy que puedan nacer niños con riesgo de padecer un cáncer hereditario es una aplicación pesimista, por no decir perversa, de la ciencia. Porque negar que la ciencia pueda neutralizar los riesgos en próximos decenios es pesimista.

Profesor honorario de la Universidad de Navarra