País Vasco
José Montilla: «La financiación no es para comprar bonos alemanes»
Mediada la Legislatura en Cataluña, José Montilla no sólo tiene entre manos la gestión de la Generalitat en una época de vacas flacas. También se ve obligado a tensar la relación con el PSOE sin romper la cuerda.
– Teniendo en cuenta que la crisis golpea fuerte y que la nueva financiación parece no llegar, ¿cómo afecta el cambio de Gobierno a Cataluña?
– Crisis y financiación están conectadas. La crisis pone más en evidencia la necesidad de solventar la financiación autonómica. Hemos pasado sobradamente el plazo que fijaba una ley orgánica del Estado, ratificada en referéndum, como es el Estatuto de Autonomía de Cataluña, para acordar la reforma del modelo. Estamos en una prórroga demasiado larga, y esperamos que ahora, después de los cambios en el Gobierno y de las manifestaciones que han realizado los nuevos responsables, seamos capaces de llegar a un acuerdo.
– El martes, tras la reunión del Gobierno catalán, dijo que «no aceptaremos ni un gramo de rebaja». Este mensaje, compresible de Cataluña hacia adentro, ¿es una buena estrategia de cara a España?
– Creo que lo que conviene es no engañarse. Nosotros no hemos ocultado nuestras pretensiones, que no son otras que el cumplimiento de lo que dice una ley orgánica que ha votado el pueblo de Cataluña, pero también las Cortes Generales. Pensamos que es necesario, y esto lo digo desde el Gobierno de Cataluña, pero es extensible a otras comunidades. Necesitamos tener más recursos porque somos las comunidades las que desarrollamos las políticas sociales que tienen un componente más expansivo, la Sanidad, la educación... No es posible recortar estas políticas, al contrario. Además, en nuestro caso, está la necesidad de solventar un déficit histórico desde el punto de vista de que los ciudadanos de Cataluña reciben una financiación per cápita inferior a la media española, no ya a la media de los que tienen un régimen foral, sino a las que tienen un régimen también común. Eso no se puede mantener en nombre de ninguna solidaridad, porque eso es la solidaridad al revés. La solidaridad es que quien más tiene paga más y eso no está en cuestión, pero lo que no puede ser es que pagando más que la media acabes recibiendo menos que la media para prestar los mismos servicios.
– Sin embargo y pese a que se publicaron las balanzas fiscales, Cataluña se sigue viendo como una comunidad insolidaria. ¿Cómo se puede cambiar esta imagen?
– Esa imagen es fruto de las campañas que ha habido en contra de Cataluña en los últimos años. Es muy difícil que nosotros la podamos combatir. Lo lógico sería que se combatiera también desde el centro, y se debe combatir porque hay cosas que pura y simplemente están basadas en la mentira y en la calumnia. Los datos están ahí y son del Ministerio de Economía, y dicen que Cataluña recibe menos por habitante que la media para atender la Sanidad o la educación. ¿Es que son más baratas en esta comunidad? Yo diría que más bien al contrario en muchos casos, pero ésa es la realidad.
– Sin embargo, Cataluña también ha recibido un dinero para infraestructuras...
– Hace poco que cerramos un acuerdo en el listado de inversiones con el Ministerio de Fomento de unos cuantos centenares de millones y se nos dijo que nos habían dado más de lo que preveían los Presupuestos Generales del Estado y no, no se nos estaba dando nada extra. Sin embargo, algunos responsables políticos y medios de comunicación han dicho que esto era un regalo. Evidentemente, con manifestaciones así es lógico que haya un sentimiento anticatalán que muchos contribuyen a propiciar porque les debe de ser rentable políticamente.
– En el caso de Andalucía, cuando se ha pagado la deuda histórica no ha despertado esa situación. ¿Puede influir que estamos en un momento en que, fruto de la crisis, esta negociación es mucho más complicada?
– Sí, pero es que nosotros el dinero lo queremos también para hacer frente a esta situación. ¿Las familias que se quedan sin cobertura de desempleo no necesitan prestaciones sociales por esta crisis? No queremos el dinero para invertirlo en bonos alemanes, lo queremos para mejorar los servicios públicos que estamos obligados a dar al conjunto de los ciudadanos de Cataluña.
– La Generalitat o las comunidades autónomas están más cerca de los ciudadanos. ¿Pueden ser más eficaces?
– Creo mucho en el gasto público desde la proximidad, como también creo que son muy eficaces los recursos gestionados desde el mundo local. Siempre lo he defendido, antes cuando era alcalde y ahora, sobre todo porque en momentos como estos de crisis la puerta a la que van desde los empresarios o los sindicatos a las familias que se quedan sin recursos es a la Administración que tienen más cerca. Es al ayuntamiento y es a gobiernos como el de la Generalitat, que son los que prestamos los servicios básicos, universales, que en el caso de Cataluña además han tenido un comportamiento expansivo, entre otras cosas, porque tenemos un millón y medio más de personas de las que teníamos cuando se acordó el último sistema de financiación.
– Presidente, ¿cree que es posible que se pueda reformar todo el sistema de financiación autonómico sin que cuenten con el plácet de Cataluña?
– No me imagino que eso se pueda hacer sin Cataluña, pero lo que sí tenemos claro es que si el modelo que proponen consideramos que no es justo con nosotros, que no es ajustado a ley, no lo suscribiremos.
– ¿Sería un fracaso en la legislatura catalana?
– Evidentemente, no sería una buena noticia para Cataluña, pero, sinceramente, creo que tampoco para España. Creo que España no se lo puede permitir.
– La Generalitat nunca ha dado una cifra concreta, pero sí la oposición. Su postura, ¿está más cerca de los 5.000 millones de CiU o de los 1.500?
– No voy a dar cifras. Para nosotros lo que es obvio es que debe haber un incremento de recursos y también debe haber un cambio en el sistema.
– CiU presiona a menudo para que los 25 diputados del PSC en el Congreso planten al PSOE si no hay financiación. ¿Contempla esta posibilidad?
– El PSC se presentó a unas elecciones generales con un programa y una apuesta por un Gobierno de progreso en España, y la obligación que tienen todos los diputados de defender los intereses de sus electores, en este caso los ciudadanos de Cataluña. Cuando la oposición plantea este tema, en el fondo lo que quisieran es que pura y simplemente contribuyéramos a la caída de Zapatero y yo les pregunto si piensan que con un gobierno del PP, con Mariano Rajoy, tendríamos la financiación solventada. Sinceramente, a los hechos me remito. Los diputados y los senadores socialistas votaron el Estatuto, y los senadores y diputados del PP lo llevaron al Constitucional.
– ¿El pacto entre Mas y Zapatero para rubricar el Estatut está ralentizando que se llegue a un acuerdo de financiación?
– Desconozco el contenido de ese pacto, si es que existió. En los últimos dos años, periódicamente, han hablado de pactos o de compromisos por supuesto verbales. En cualquiera de los casos, como no participé en esos acuerdos, si es que existen, no me siento en absoluto vinculado, y el presidente del Gobierno a mí no me trasladó ninguno de estos acuerdos, que él evidentemente en el nombre del PSC no podía realizar tampoco.
– ¿La entrevista del martes con el vicepresidente Chaves debe plasmar el cambio de ritmo del que habla Zapatero?
– Si alguien espera que esta semana pasemos de tener muchos temas encallados a que todo esté despejado, eso no pasará. Lo que sí espero es que haya un cambio de tendencia y empecemos a reconducir y a encontrar salida a los temas pendientes.
– El escenario electoral en un año se ha complicado enormemente en Madrid, fruto del gran acuerdo entre socialistas y populares en el País Vasco, y Zapatero tiene la necesidad de encontrar aliados. ¿Puede afectar a Cataluña?
– Es obvio que esta legislatura, aunque el grupo socialista tiene más diputados que en la legislatura anterior, la situación es más compleja. Hay más dificultad para encontrar socios y para aplicar una alianza parlamentaria de geometría variable por el desenlace de algunas elecciones como las vascas y por la actitud de nula colaboración de los partidos nacionalistas que no están en el gobierno de sus comunidades autónomas. El objetivo de estos partidos es gobernar en su comunidad. Ésta es la diferencia clara respecto al PSC, nosotros tenemos un proyecto para Cataluña, pero también para España.
– ¿Eso puede tener un impacto en la estabilidad de su gobierno?
– Hemos hecho una evaluación y una actualización del pacto de la Entesa de hace dos años y medio, entre otras cosas porque, pasado el ecuador, siempre conviene hacerlo y en este caso todavía más porque el panorama fundamentalmente económico ha cambiado de manera sustancial, y hay que hacer reajustes en la hoja de ruta y en el plan de gobierno. También ha servido para que se ratifique y se visualice la solidez y la cohesión de la mayoría parlamentaria que da apoyo a este Gobierno.
– ¿Confía en que la relación entre usted y Zapatero sirva para desencallar la agenda catalana?
– La agenda catalana es compleja y creo que de lo que se trata es de que cada uno de los interlocutores del Gobierno central y del propio Gobierno de la Generalitat sean capaces de encontrar las soluciones adecuadas. Espero que el ministro de Fomento y el conseller Nadal encuentren soluciones para el tema de Cercanías y para la licitación de las inversiones que se han de realizar en Cataluña, para el modelo aeroportuario, y, por supuesto, espero que el conseller Castells y el equipo económico del Gobierno sean capaces de encontrar el acuerdo en materia de financiación. Eso no influye para que yo tenga una comunicación fluida con el presidente del Gobierno, la fluidez no está reñida con las discrepancias o con los desencuentros.
– ¿Mantienen la misma fluidez desde que comenzó la legislatura hasta esta parte?
– Las relaciones siempre han sido fluidas, no es que nos llamemos cada día ni cada semana, pero tenemos una relación fluida.
– En la última remodelación hay autonomías que han ganado peso específico en el Gobierno y Cataluña se ha quedado igual. Incluso usted reconocía esta semana que la gente del PSC tiene ahora mayores reticencias para ir a Madrid…
– Me refería a la dinámica de los últimos años. En primer lugar porque durante los Gobiernos de Felipe González, cuando el PSC estaba en la oposición en Cataluña, tenía más personas disponibles que en estos momentos están ocupando cargos en el Gobierno de Cataluña, e ir a trabajar a Madrid supone unos problemas de índole familiar y económica importantes. En la mayoría de casos, los altos cargos se ven obligados a mantener dos viviendas, con unas retribuciones menores, y a estar cinco días a la semana separados de sus familias. Este problema lo tienen todas las autonomías y tiene una consecuencia grave, que es que la Administración central se nutre básicamente de personas de Madrid, con una visión de España muy desde el centro y en absoluto periférica, y esto no es bueno.
– Los meses pasan y la sentencia del Estatuto sigue atascada, ¿qué perspectivas ve usted?
– He escuchado a algún antiguo ministro del PP que apremiaba al Tribunal Constitucional a sentenciar, pero ¿qué es eso? El Constitucional tiene recursos pendientes desde hace once años.
– ¿Es incómodo para usted, como presidente de la Generalitat, no tener un marco que sea plenamente constitucional?
– El Estatuto es constitucional, es una ley vigente y como ley vigente se ha de aplicar. Ahora, está recurrido como hay tantísimas leyes recurridas y no por eso se dejan de aplicar.
– Pero imaginemos que la sentencia declarara una parte sustancial inconstitucional. ¿ Introduciría un elemento de tensión con sus socios?
– Estoy convencido de la plena constitucionalidad del Estatuto, lo he estado siempre. En el procedimiento de su elaboración y en su contenido, un contenido aprobado por las Cortes Generales con mayoría absoluta como prevé la propia Constitución y ratificado con carácter vinculante por el pueblo de Cataluña. Eso debería dar mucho que pensar al PP a la hora de formular el recurso porque el problema si se produjera una sentencia negativa, que yo estoy convencido de que no se producirá, no sería sólo con mis socios, sino que sería con las fuerzas políticas catalanas. Por supuesto con el PSC, pero también con CiU. No sé si el PP, que supongo que tiene aspiraciones de volver a gobernar España algún día, piensa que lo podrá hacer con el apoyo de alguna de estas formaciones políticas. Creo que hay dirigentes en el PP en estos momentos que incluso rezarían para que el Estatuto sea declarado constitucional.
– ¿Su principal dolor de cabeza es que Cataluña roza el medio millón de parados y la destrucción de empleo va en aumento sin saber cuándo se detendrá?
– Lo que más me preocupa es la crisis económica y las dificultades de las personas que se quedan sin empleo, las se quedan sin prestación, y los problemas que tienen las pequeñas y medianas empresas para salir adelante.
– Seat y Nissan se llevan el grueso de las ayudas aprobadas por Gobierno y Generalitat para el sector del automóvil. ¿Se tendrían que retirar las ayudas a Seat si no se consigue el modelo Q3 para Martorell?
– Las ayudas a las empresas no son ayudas genéricas, van ligadas a proyectos concretos. Es obvio que si no se desarrolla el Q3 pues no hay ayudas para el Q3, pero Seat además tiene otros proyectos.
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