País Vasco

La hora de retratarse

Si el PSOE no hace lo que debe, lo pagará en futuras confrontaciones electorales y ante la historia. Igual que el PP y Rosa Díez

La Razón
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Llegó la hora de la verdad. En el País Vasco sólo caben dos posibilidades: a) un pacto entre socialistas y nacionalistas; y b) un Gobierno en solitario de socialistas apoyados por el PP. Visto lo cual los grupos de presión se mueven ya con insistencia. Primero, a nivel mediático. Segundo, internamente en el PSE. Tercero, desde las profundidades del PNV. La cuestión es que, en esta ocasión, en el nacionalismo vasco le están viendo las orejas al lobo. Saben que la posibilidad de perder el poder es real, y de ahí Anasagasti diciendo que las elecciones del domingo no son legítimas (porque no se presentó la izquierda abertzale), y Urkullu hablando de «golpe institucional» en el supuesto de que se llegue a un acuerdo PP-PSOE. Es evidente que no hay «golpe» alguno. El pacto entre perdedores está legitimado por el propio PNV en las Diputaciones de Álava y Guipúzcoa. Tampoco consulta electoral ilegítima: lo único ilegal que ha habido es el hecho de que se pudieran presentar a las elecciones quienes representan a una banda de asesinos.Pero hay una operación de fondo, que se percibe con fuerza. Tiene respaldo interno en el PNV y en el PSOE, y por supuesto en la prensa adicta. Vemos estos días el empuje agobiante de quienes sostienen desde los medios que desplazar al PNV a la oposición es poco menos que una aberración impropia de la democracia. Y también los movimientos sinuosos del sector más abertzale del PSE, deseoso de reeditar el pacto con el EBB que tan mal resultado le diera en los 80. Ahora con la variante de que el «lendakari» sea Patxi López, sin importar demasiado si en su futuro gobierno hay un sesenta o un setenta por ciento de peneuvistas.Por supuesto que no está claro que el PNV vaya a aceptar un planteamiento de este tipo. Pero juegan con la ventaja de saber que Ibarreche es una figura amortizada por Sabin Etxea, y que lo que en realidad desean los herederos de Imaz es que el actual lendakari sea apartado del poder. Un Gobierno de nacionalistas y socialistas encabezado por Patxi López podría ser aceptado por un sector nada despreciable del socialismo, tanto en el País Vasco como en el resto de España. Y también por los moderados de Urkullu, que ante sus votantes defenderían el acuerdo como un mal menor: mejor salvar una parte del Gobierno que no perderlo en su integridad, aunque para ello se tenga que sacrificar a Ibarreche y la presidencia de Ajuria Enea.Es verdad que las bases socialistas lo que le reclaman tanto a Zapatero como a López es un Gobierno socialista en solitario que envíe a las tinieblas de la oposición a quienes llevan treinta años gobernando. El PSE no tiene votos suficientes para permitir esa eventualidad, aunque es verdad que el tablero actual lo permitiría. El PP no puede negarse a prestarle sus escaños, y tampoco Rosa Díez.En el País Vasco está llegando la hora de retratarse. El PSE tiene la tentación de pactar con el PNV, prestándose a ello a cambio de una Lendakaritza que le daría poder pero ninguna gloria. Si el PSOE no hace ahora lo que debe, lo pagará en futuras confrontaciones electorales y ante la historia. Igual que Rajoy y UPyD. Es imposible que no puedan apoyar a Patxi López si éste se presenta. Nadie de los que les votan lo entendería.