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La inocentada

La Razón
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Con frecuencia catalogamos a las personas sin estudiar debidamente sus comportamientos, sin analizar a fondo sus acciones, y de ahí que califiquemos a un individuo de soso, insustancial, malage, bobalicón, insípido, gafe y en el mejor de los casos, gilipollas, sin detenernos a pensar que un día nos puede dar la sorpresa al mostrarnos su faceta desconocida.

Juan Soler, presidente del Valencia, quien había estado agazapado en plena crisis del club, salió a la palestra el día 28 y nos hizo una demostración de su talante. Convocó a los medios informativos y estos acudieron con la esperanza de recibir la buena nueva y se toparon con que, como quien saca de la chistera el conejo, ofreció un recital dedicado a la festividad del día, o sea, los Santos Inocentes.

Hay tradiciones que los tiempos modernos no acaban con ellas. Papá Noel aún no puede con los Reyes Magos y las inocentadas siguen teniendo amplio cultivo.

Hay medios informativos que compiten por las noticias más o menos estrambóticas. No se esperaba que Soler saliera de su escondrijo para gastar una inocentada. Se lució el hombre diciendo que Cañizares, Albelda y An- gulo no han sido fusilados al amanecer, que únicamente han recibido la sentencia de muerte y para ella, a veces, hay indulto.

Soler dijo que ni sí, ni no, ni blanco, ni negro. La decisión tomada con tres figuras emblemáticas del club no es ni buena ni mala, sino todo lo contrario. Su monólogo humorístico hizo reír más que su paisano Tip.

Lo único serio fue afirmar que no dimitirá y que quiere llegar al final de la construcción del nuevo Mestalla. Él, por oficio, sabe los dineros que se manejan en estos casos. Su inocentada final fue afirmar que saneará el club. Desde que manda ha triplicado la deuda. Y mantiene a Koeman y Ruiz.