Gobierno de España

La ministra superguay

Con Zapatero ya hemos aprendido que la mayoría de los ministerios no sirven para nada

La Razón
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Bibiana Aído es monísima, jovencísima y muy risueña, siempre se está riendo, como su jefe, se ríe tanto que a veces una incluso se pregunta de qué se reirá, pero bueno… Digo: es una mujer ejemplar, ha hecho un carrerón. Según tengo entendido prácticamente fue acabar COU y ser nombrada capitoste; luego ministra. Con lo que la pensión de ex ministra ya se la ha ganado; una paga fija, y tal. Es una ministra totalmente progre, siempre va hecha un pincel, aunque algo desmelenada (cosas de su juventud pre-púber, claro). Cuando una ve una foto suya trabajando, reunida (han salido por lo menos dos desde que es ministra), tiene la sensación de que ella y todos los que hay sentados a su alrededor se levantaron de las sillas, nada más hacerles la foto, juntaron las manos por encima de sus cabezas y se pusieron a cantar «Viva la gente». O sea, que todo es muy bonito, y aunque sea una ministra que forma parte del atrezzo zapateril, está cañón como dice un amigo mío. Y, total, con Zapatero ya hemos aprendido que la mayoría de los ministerios no sirven para nada, pues o carecen de competencias o son directamente incompetentes. Eso creía yo hasta que he visto la foto de Aído con su comité de bibi-expertos proabortistas (no ha incluido a uno provida ni para disimular). Porque resulta que la ministra superguay, que hasta ahora se limitaba a regalar subvenciones y a jugar a los ministerios, pondrá en marcha una ley que permitirá a nuestras hijas adolescentes abortar sin permiso paterno, arrogándose el estado la manipulación de dos vidas –madre y feto– cuya tutela escamotea a los padres de «la niña» que aborta. La absurda idea progre de que el aborto intencional es un «derecho» de la sexualidad de la mujer y no un fracaso que precisa asistencia –y un riesgo traumático, una barbarie quizás «inevitable» pero fruto de la ignorancia científica y la irresponsabilidad física y moral…– la quieren «imponer» legalmente la ministra y sus bibi-expertos. (Y dicen que podría haber sido peor…).