Estados Unidos
La nueva sanidad de Obama
Los estadounidenses están familiarizados –por no decir totalmente cómodos– con la idea de que funcionarios no electos ejerzan un gran control sobre sus vidas. Los nueve magistrados de la Corte Suprema y cientos de juristas más ejercen su poder desde el estrado. La economía es gestionada desde el Consejo de la Reserva Federal, pero nunca nadie obligó a Alan Greenspan ni a Ben Bernanke a presentarse a unas elecciones por el puesto.Si el presidente Obama se sale con la suya, se creará otra instancia no electa: un director y administrador del gran y caro sistema de atención médica de Estados Unidos. Como parte de su iniciativa de reforma sanitaria, pretende instituir el Consejo Asesor Independiente de Medicare, o IMAC, un anodino apelativo para un órgano que podría convertirse en el administrador de la medicina de la misma forma que la Reserva Federal lo es de la economía o la Corte Suprema de la ley.La idea ha despertado una cálida reacción inicial en el Capitolio. Pero con el retraso en la adopción de medidas relativas a la iniciativa general de reforma hasta otoño, va a haber más tiempo para la reflexión en torno al IMAC y sus competencias. Desde 1997, la burocracia incluye una entidad asesora del Congreso de título parecido, conocida por su apodo, el MedPAC. Pero, como ha señalado Obama, sus informes semestrales y recomendaciones se han dejado de lado rápidamente, ya que carece de cualquier mecanismo destinado a forzar la adopción de las medidas. Sus 17 expertos y el reducido gabinete son escrupulosos, pero no tienen autoridad.Techo de gasto netoObama recomienda que esa agencia sucesora, el IMAC, sea más pequeña y potencialmente más decisiva. Bajo su plan, el presidente elegiría a cinco médicos o profesionales de la salud con experiencia para ocupar puestos en la administración durante cinco años, eligiendo a uno como secretario. Al igual que los candidatos a la Reserva Federal o el Tribunal Supremo, todos ellos tendrían que ser confirmados por el Senado.Cada año, el IMAC tendrá dos responsabilidades fundamentales. En primer lugar, recomendar al presidente los honorarios ajustados de Medicare que se pagarán a los médicos, los hospitales, los centros de rehabilitación, las residencias de ancianos, los laboratorios, la asistencia domiciliaria y los servicios de urgencias, los fabricantes de equipos y todas las demás mutuas. Eso lo desempeña ahora mismo el propio Congreso, y la potente presión de los electores de los congresistas y las instituciones es una de las razones de que la factura de Medicare no deje de crecer. Con el fin de controlar los gastos, las recomendaciones del IMAC no podrían superar «el techo de gasto neto» bajo Medicare.En segundo lugar, el IMAC anualmente recomendaría un conjunto de reformas más amplio para mejorar la calidad o reducir el gasto de la atención médica. En cada informe, el presidente tendrá 30 días para aprobar o rechazar las recomendaciones, pero tendría que actuar integralmente, sin aprobar unas medidas y rechazar otras.Si obtiene «luz verde», iría al Congreso, y el paquete sólo puede ser revocado por la acción conjunta del Senado y la Cámara de Representantes en 30 días. En ausencia de ello, el secretario de salud y servicios sociales implementaría los cambios.Dado que Medicare tiene tanto peso en el conjunto del sistema de salud, los cambios estipulados por el IMAC, sin duda, transformarán todas las mutuas privadas también. Y es por eso que Obama lo ve como un elemento clave para reducir la curva de gasto de la sanidad a largo plazo y desplazarla hacia la Clínica Cleveland o la Clínica Mayo, sus referencias de una sanidad eficaz y barata.Sanciones a hospitalesEl tipo de cambios en el sistema que cabe esperar de IMAC eran sugeridos por el informe de junio de MedPAC. Entre otras cosas, propone que Medicare tome medidas para sancionar a los hospitales que impongan facturas anormalmente altas a sus pacientes, al tiempo que permite premiar a los administradores por reducir esas tasas.También sugiere experimentar con tarifas planas para cada paciente hospitalizado con ciertas enfermedades comunes, en lugar del actual sistema de remuneración individual por cada prueba y tratamiento, como incentivo a los hospitales para que controlen el gasto.La propuesta de Obama casi seguro acelerará el cambio en la forma en que se administra la sanidad, y podría ahorrar dinero a largo plazo. Pero el Congreso tendrá que decidir si está dispuesto a dar ese grado de control a cinco comisarios IMAC no electos. Y serán los estadounidenses los que tendrán que decidir si están cómodos teniendo a esos comisarios no elegidos para determinar cómo van a ser tratados cuando estén enfermos.
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