Guerrilla
La paradoja de su secuestro
Tras las liberaciones de los cuatro congresistas colombianos que permanecieron siete años secuestrados por la narcoguerrilla de las Farc, hoy el cautiverio de Ingrid Betancourt se transforma en una absurda paradoja.
23 de febrero del 2002: entonces ella era una fogosa política en campaña. Habían pasado apenas tres días del rompimiento de las negociaciones de paz que el gobierno colombiano iniciara con las Farc en 1998, y Betancourt viajaba justo a la zona en que se había producido la irreconciliable fractura (el Caquetá). Ingrid fue secuestrada en inmediaciones de la zona de distención donde el Gobierno realizaba los diálogos con el grupo ilegal. Su viaje tenía como propósito de fondo negociar la libertad del congresista Jorge Eduardo Gechem, que al ser secuestrado 72 horas antes por la columna Teófilo Forero en un cinematográfico operativo desarrollado en un avión, había puesto punto final a los primeros acercamientos que en 40 años se daban entre el Estado y los subversivos. Por eso no deja de ser paradójico que él haya sido liberado antes que la política que intercedió por su situación.
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