España

La táctica del despiste

La Razón
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Nuestros ministerios se van contagiando del contradictorio e inefable espíritu del presidente, de sus tiras y aflojas, sus pasos hacia delante y hacia atrás, sus síes y sus noes. Del «no hay crisis», «sí hay crisis» de Solbes pasamos a las bombillas chinas de Miguel Sebastián que «no se fabrican en España» pero «sí se fabrican en España» y ahora estamos en el «nos vamos, no nos vamos de Kosovo», en el anuncio de Carme Chacón rectificado después por Bernardino León y luego ratificado por la ministra. Se entiende que en cuestiones militares existan tácticas y maniobras de despiste. El problema en este caso es a quién quiere despistar el Gobierno. ¿Al enemigo? ¿Al aliado? ¿A sus soldados? ¿A los propios españoles? ¿A sí mismo? Por la desastrosa coordinación que hay entre los departamentos –unos intentando camelarse a Obama, otros intentando cabrearle aún más que a Bush, otros construyendo la Alianza de Civilizaciones y algunos tratando destrozar la propia Alianza Atlántica– el tema de Kosovo empieza a parecer la guerra de Gila y el Gobierno de Zapatero, la banda del Empastre en la que todos desafinaban con una fe y un entusiasmo admirables. Aquí lo grave no es el papelón de España, al que ya estamos resignados, sino que la OTAN acabara contagiada de zapateritis. Eso sería para echarse temblar.