Jerusalén

La UE deja solo a Ahmadineyad

El presidente iraní no pronunció el nombre de Israel, pero no hizo falta. Volvió a dirigir su ira contra el Estado judío.

Mahmud Ahmadineyad, durante su discurso de ayer en Ginebra
Mahmud Ahmadineyad, durante su discurso de ayer en Ginebralarazon

PARÍS- La simple presencia de un fanático en una Conferencia Internacional sobre Racismo no sólo puede ser considerada como una provocación, sino que ya dejaba presagiar los peores augurios. Lamentablemente, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, no defraudó ayer en Ginebra. Como muchos habían pronosticado, utilizó la tribuna de la ONU para arremeter, como viene haciendo sistemáticamente, contra Israel y su Gobierno, al que tildó de «racista».Lo hizo tomando la precaución de no pronunciar su nombre, pero sin disimular el objetivo de sus ataques, que suscitaron la de- saprobación y condena de numerosos países occidentales y los aplausos de algunos presentes. El líder iraní, el mismo que confiesa su deseo de ver al Estado hebreo «eliminado del mapa», acusó a los aliados de utilizar, tras la Segunda Guerra Mundial, «el sufrimiento del pueblo judío» como pretexto para privar de tierras a una nación entera «por medio de agresiones militares». «EE UU y otras regiones del mundo enviaron emigrantes de Europa para establecer un Gobierno racista en una Palestina ocupada», dijo Ahmadineyad, antes de solicitar «esfuerzos» para acabar con los «abusos de los sionistas» y sus partidarios.Disfrazados de payasosLa salva de ofensas provocó de inmediato que los representantes de los países de la UE que decidieron asistir abandonasen la sala del Palacio de las Naciones Unidas de Ginebra, en señal de protesta y sin aguantar los más de treinta minutos en los que el iraní estigmatizó no sólo a Israel, sino también a la propia ONU por «el silencio» con el que habría acogido «los crímenes de ese régimen» en alusión a los bombardeos en Gaza del pasado enero. Su perorata fue interrumpida por los gritos de «asesino» por parte de un grupo de disidentes disfrazados de payasos que fueron expulsados.Tan evidente era el riesgo como inaceptable para algunas potencias acudir y presenciar un discurso previsiblemente denigrante y fanático. Al boicot de EE UU e Israel se han sumado naciones como Canadá, Australia, Alemania, Italia u Holanda, que dudan de la utilidad de una conferencia que el presidente Barack Obama cree «contraproducente». Su ausencia mereció ser comentada por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que deploró la falta de respaldo a esta conferencia, que pretende revisar los resultados de la organizada en Suráfrica en 2001 y en la que los países árabes desataron la ira de Israel y sus aliados al tratar de asimilar «sionismo a racismo». Como el resto de delegaciones de la UE, la española, encabezada por el embajador permanente ante la ONU, Javier Garrigues, salió del salón en cuanto surgieron las primeras afrentas, siguiendo las consignas de la Presidencia checa, que ostenta el turno este semestre y a la que el presidente francés reclamó ayer una «reacción de extrema firmeza» contra unas declaraciones que Nicolas Sarkozy condenó y calificó de «intolerable llamamiento al odio racista» por vulnerar «los ideales y valores escritos en la Declaración universal de derechos humanos». Francia acudía con reticencias a este foro, en el que tras las injuriosas palabras del líder iraní, «ningún compromiso es posible», dijo ayer el ministro galo de Exteriores, Bernard Kouchner.

Israel retira a su embajadorIsrael llamó a consultas a su embajador en Suiza, Ilan Elgar, en protesta por el encuentro que mantuvieron el presidente suizo, Hanz Rudolf Mertz, y su homólogo iraní, Mahmud Ahmadineyad. «El primer ministro, Benjamin Netanyahu, y el ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, han decidido llamar a consultas al embajador Elgar», informa en un comunicado el Ministerio de Exteriores en Jerusalén. Según la nota, «una entrevista entre el presidente de un Estado democrático con un reconocido negacionista del Holocausto, como lo es el presidente de Irán, que también predica la destrucción del Estado de Israel, no casa con los valores que representa Suiza». Ahmadineyad y Mertz se entrevistaron en Ginebra en el marco de la Conferencia de Revisión sobre Racismo, Xenofobia e Intolerancia, lo que provocó la indignación de Israel.