Presentación
«Las Administraciones aún no han pagado la mitad de la inversión»
El presidente de Expozaragoza 2008, Roque Gistau, quiere dejar muy claro que no está vinculado a ninguna formación política, y que fue «una sorpresa» para él que le llamaran para dirigir la Expo 2008. Dice que aceptó «el reto» porque le pareció «una aventura interesante y novedosa», y que, además, le «tiró la vena de aragonés» con el afán «ineludible» de poder «contribuir al progreso» de su tierra. Acostumbrado a dirigir grandes empresas exclama, medio en broma medio en serio: «¡No vengo ni muerto si llego a saber la dificultad del proyecto, mucho más difícil de lo que pensaba!». Recuerda con entusiasmo su llegada a Zaragoza en febrero de 2005: «Partimos de cero, con un grupo pequeñito de diez personas que eran las que habían hecho la candidatura, y ahora somos trescientas. Por lo demás, no había nada, ni proyecto, ni sociedad, ni personal». Después vinieron los proyectos y, a día de hoy, afirma, «cuando miro todo lo que se ha hecho, me parece un milagro».
-Según el último barómetro de opinión regional, la mayoría de los aragoneses cree que las obras de la Expo están retrasadas y que todos los edificios no estarán a punto.
-La opinión es libre, pero no hay retrasos. Las obras están de acuerdo con la planificación prevista. Se va a llegar en cualquier caso. Sólo hay dos obras que están fuera de plazo, pero que se van a recuperar, que son el Pabellón Puente y el Palacio de Congresos. Es más, los pabellones de participantes se han terminado con dos meses de adelanto. La estructura, que es lo que a nosotros nos compete, y ahora son los países los que tienen que realizar las obras del interior, aunque no todos, porque en algunos casos, con los que España mantiene cooperación, los hacemos nosotros, como Caribe, África Subsahariana y algunos países de América Latina.
- ¿Cómo se financian los proyectos?
- Nosotros hemos pretendido que a esta Expo pueda venir todo el mundo que quiera venir, y para los que tienen problemas económicos el Gobierno español ha dedicado doce millones de euros a subsidiar a estos países y nosotros otros doce.
- ¿Se ha pensado en el tercer turno para agilizar las obras?
- No, porque no es necesario. Tenemos dos turnos de nueve horas, medio centenar de empresas, con alrededor de 2.500 trabajadores en el recinto.
-¿Todos los países participantes han presentado sus proyectos?
-Primero tienen que presentar un proyecto básico, un primer anteproyecto, que nosotros corregimos en lo que consideramos que haya que cambiar para que cumpla nuestra normativa, después hacen un proyecto ejecutivo y a partir de ahí ya pueden empezar a trabajar. De los ciento dos países que han confirmado su asistencia, tan sólo faltan seis por entregar el proyecto básico, y todavía estamos en plazo. A partir del dos de enero ya pueden entrar a trabajar. Francia y Alemania son los primeros que tienen previsto comenzar de forma inmediata.
-El Buró Internacional de Exposiciones (BIE), cuya asamblea eligió la candidatura de Zaragoza, supervisa el proyecto. ¿Les ha hecho algún tipo de amonestación por el estado de las obras?
-Cada cierto tiempo nos examinan. Y siempre nos dan sobresaliente cum laude. Los representantes de los países integrantes se han reunido siempre en Zaragoza y hasta ahora nunca nos han dado un tirón de orejas. Acabamos de rendir cuentas al BIE el pasado 26 de noviembre.
- ¿También en lo que se refiere a los desfases de los proyectos?
-Hay que separar lo que son las inversiones de lo que es gasto. Las inversiones engloban el dinero que cuestan las infraestructuras que construimos, en torno a 700 millones de euros (entre 650 y 700 millones de euros, porque los números nunca son exactos en la construcción). Eso es lo que cuesta el recinto de la Expo 2008. No hay desfase. Era lo previsto y no se va a invertir más. Vamos a recuperar por la venta de edificios Ronda y los pabellones de los países participantes 250 millones. Lo que no se recupera son los 450 restantes. Algunos edificios no se venden, como el Pabellón Puente, la Torre del Agua, el Acuario, el Pabellón de Aragón y algunos más, y por tanto son inversiones cuyo dinero no se recupera, aunque, en el caso del Pabellón Puente y la Torre del Agua, se firmarán concesiones con entidades financieras para su gestión como museos.
-¿Y la financiación por parte de las tres instituciones que conforman Expoagua, Gobierno central, Ejecutivo autónomo y Ayuntamiento de Zaragoza?
-Empezaron poniendo un millón de euros, hicieron una ampliación de capital de 150 millones más. Hasta hoy han puesto 350 millones de euros en la proporción que les corresponde (70 % Gobierno central, 15% Ejecutivo autónomo, 15% Ayuntamiento de Zaragoza), y les queda por poner otros 350 millones hasta completar los 700 millones de inversión previstos. Ahora vamos a pedir un crédito de 400 millones para completar el dinero que nos falta de las fuentes de financiación. Además, en el caso del Ayuntamiento de Zaragoza, nosotros también gestionamos otras obras, que son suyas al cien por cien, que no se incluyen en ese presupuesto, y que nosotros gestionamos por un sistema que llamamos de encomienda. Son obras que tiene que financiar y ejecutar el Ayuntamiento, pero que no lo ha hecho por sus propios medios y utiliza la sociedad Expoagua como herramienta. Es el caso del azud del Ebro, el náutico y la operación de recuperación del Ebro.
- ¿Cómo se va a pagar el gasto de la celebración de la Expo?
-Los tres meses del festejo son otra partida distinta, aparte de las infraestructuras. Hay que pagar los espectáculos, la limpieza, la luz, etcétera. El gasto va a ser de 250 millones de euros, y se financia con los patrocinios, con los que llevamos ya recaudados 110 millones de euros, y con la venta de entradas, de la que esperamos recaudar 120 millones, y veinte millones más por concesiones a tiendas y restaurantes.
-Muchos millones por todos los lados, pero ¿cuáles son los beneficios reales para la ciudad?
-La Expo beneficia en que se ha construido una pastilla urbana de la ciudad importante, se han levantado cuatro puentes en los últimos años, se arreglan las riberas del Ebro, se terminan los cinturones de circunvalación, se amplía el aeropuerto, además de otros proyectos, como el entorno de la estación Intermodal, las estaciones y apeaderos, y otros más, que si no se hubiese celebrado la Expo 2008 no se hubiesen hecho. Además de toda la actividad inducida en hoteles, restaurantes, bares, comercios, y en todos los sectores en general. Según los estudios económicos, el efecto de la Expo va a suponer para Aragón dos puntos del PIB regional.
-¿Por qué no son conocidos, ni se hacen públicos los sueldos de los altos directivos de la Expo 2008?
- Ni son conocidos ni lo van a ser. El sueldo es un contrato privado y los datos están protegidos, de tal manera que si no hay consentimiento yo no puedo publicarlo. Somos una empresa pública, pero no somos funcionarios.
Ingeniero, economista y empresario
Roque Gistau nació en el pueblo aragonés de Bielsa (Huesca) en noviembre de 1943, casado, con tres hijos, una hija, cuatro nietos y un quinto a punto de llegar. Estudió en Los Jesuitas de Zaragoza, desde los 9 a los 16 años. Al acabar el bachillerato se fue a Madrid a continuar sus estudios. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Escuela de Madrid (especialidad de Hidráulica y Energética), economista por el Instituto Católico de Dirección de Empresas (ICADE) y Diplomado en Integración Europea, inició su desempeño profesional en construcciones civiles y trabajó durante dieciséis años en importantes empresas de la construcción hasta el año 1985. Entre otras responsabilidades ha ostentado la dirección general del Canal de Isabel II de Madrid. Ha sido presidente de la Compañía Aguas Andinas en Chile. En el 2004 le nombraron director general de Aguas de Barcelona, con sede en Madrid.
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