Cataluña
Los conductores de bus ahora en huelga de celo
Lanzan una piedra contra un autobús de la línea 59 con pasaje como traca final al paro de ayer, denuncia TMB.
«(...) Queremos pediros a todos los trabajadores de autobús un ejercicio de reflexión para que toméis las decisiones más acertadas atendiendo a criterios de responsabilidad y madurez (...)». El pasado 15 de junio, siete días antes de la huelga parcial que ayer tuvo lugar en Barcelona, todos los trabajadores de Transports Metropolitans de Barcelona recibieron una carta en sus domicilios firmada por Assumpta Escarp, presidenta de TMB y por Dídac Pestaña. En la misiva, además de exponer, en líneas generales, la propuesta de convenio colectivo puesta encima de la mesa por parte de la empresa, se instaba a los empleados a tener en cuenta la crisis y a «no dejar que otros decidan por nosotros». Pero la carta no evitó ayer que los barceloneses sufrieran una nueva huelga. Fuentes del comité de negociación del convenio aseguran que dicha misiva supuso, para los conductores, un pretexto más para ir a la huelga, para asistir a la asamblea y debatir qué hacer ante unas negociaciones «estancadas». Para CGT, Actub y Plataforma Sindical, el seguimiento de la huelga fue «total», un buen «toque de atención masivo» a la dirección de TMB. Viajes reglamentariosLa empresa no quiso entrar a hacer valoraciones cuantitativas, ya que consideró que el paro fue «obligatorio y no voluntario». Masiva o no, la huelga tuvo sus consecuencias en la ciudadanía que aguantó, una vez más, estoicamente a que llegara el servicio mínimo o recurrir a otro tipo de transporte para no ver mermado, aún más, su ir y venir cotidiano.En lo que sí coincidieron sindicatos y empresa fue en afirmar que «no hubieron incidentes» significativos. Aún así, se produjo un ataque, sobre las 15.25 horas, a de los vehículos de TMB que transportaba pasaje lanzándole una piedra. El acto vandálico se produjo una vez finalizada la asamblea de trabajadores, organizada en plena calle, frente a los Juzgados de lo Social de Barcelona, y que acabó con una marcha hasta plaza Cataluña. La agresión nada tuvo que ver con el desarrollo de la reunión de conductores, y es que lejos de votar a favor de la radicalización de las movilizaciones, la mayoría de los presentes decidieron apostar por una huelga pasiva, de celo, y «dar un tiempo a la dirección para que proponga un convenio justo», entre otros temas. En definitiva, aplicarán los protocolos de conducción a «rajatabla». Desde hoy, los conductores esperarán a haber cobrado todos los billetes y cerrado las puertas del bus para reiniciar la marcha, no adelantarán al vehículo que tienen delante en el carril con el objetivo de ir más rápidos como hasta ayer, y aguardarán en las paradas finales los diez minutos reglamentarios. En resumen, «disminuirá la velocidad comercial»., o, lo que es lo mismo, los viajes serán reglamentarios, pero también más lentos. El que lanzó la piedra también sabía que, tras el verano, se convocará una nueva asamblea en la que se decidirá qué hacer si TMB no propone nada nuevo. Ayer se especuló sobre una huelga indefinida a partir del 8 de enero de 2010. Por su parte, la empresa considera que más no puede ofrecer, lo que ya es «racional y justo», y menos en crisis. Se auguran meses difíciles para el transporte público.
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