Extremadura

Los espectadores creen que ver cine español no merece pasar por taquilla

Las temáticas sin tirón, y no la mala imagen, es la principal causa que aleja a los españoles de su cine, según la encuesta.

Los espectadores creen que ver cine español no merece pasar por taquilla
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El desalentador balance de 2008, en el que el cine nacional perdió 1,4 millones de espectadores en las salas, vino a confirmar el divorcio creciente entre el público español y su cinematografía. La entidad de gestión de los productores audiovisuales, Egeda, quiso saber cuáles son las razones por las que las salas están cada vez más vacías. Por ello encargaron a Metroscopia un estudio sobre la valoración de los españoles sobre nuestras películas, que se presentó ayer. Más allá de algunas tímidas autocríticas, la familia del cine se enroca en culpar a los medios de comunicación de haber sembrado la cizaña para que los espectadores vean con cierto desdén a los cineastas; sin embargo algunas respuestas de la encuesta son bastante contundentes: efectivamente el 65 por ciento considera que la industria carga con una «mala imagen», pero es que un porcentaje aún mayor, el 80, echa la culpa a que «el cine español debería tener más en cuenta los gustos de los espectadores», es decir, que los intereses de la audiencia no suelen coincidir con las inquietudes de guionistas y directores. Sexo excesivoAhora, si los espectadores pudieran poner o quitar algo a las películas patrias, lo primero serían «los personajes marginales», pues el 52 por ciento considera que los protagonistas de estos filmes no tienen nada que ver con los que pueblan las calles. Un 44 por ciento evitaría poner tanta carne frente al objetivo, pues afirman que «hay demasiado sexo». A un 34 por ciento es la forma lo que más les aleja de la pantalla: consideran «cutres» los largometrajes «made in Spain». La ideología también choca con una parte del respetable, ya que un 27 por ciento considera que «el cine español es de izquierdas». Este apartado de las cifras se cierra con una paradoja: sólo 32 de cada cien afirman que ven películas nacionales (el 67 ve poco o nada nuestras cintas); sin embargo la cifra de quienes las consideran «buenas o muy buenas» se elevan hasta el 61 por ciento. Cosas de las encuestas. Además de estos datos cuantitativos, el estudio, capitaneado por Juan José Toharia y Pilar Bartolomé, cuenta con un parte cualitativa. Las conclusiones confirman que los espectadores consideran que «hay unas películas que son de casa y otras que son de cine» Pues bien, las que produce nuestra industria son de las segunda, es decir, aquellos que pagan una entrada son para ver «películas de acción, fantásticas y con efectos especiales», es decir, las extranjeras. Entre los puntos fuertes de nuestra cinematografía señalan «la proyección internacional de nuestro filmes y las comedias». En el lado opuesto, opinan que «el desprestigio» de nuestra industria se debe «al bajo nivel de algunos filmes».Del estudio también se extrae el perfil más extendido del espectador de cine español o, por lo menos, del que más le gusta: mujer de entre 25 y 34 años, con estudios elementales y de izquierdas. Son algunas características de los que consideran nuestro cine «muy bueno y bueno», mientras que los universitarios de derechas son los que lo consideran «muy malo y malo». Preferencia por los actoresTambién llama la atención saber cuál es el verdadero tirón de las películas cuando el 30 por ciento de los encuestados asegura que lo que más le gusta son los actores, mientras que «la temática que toca» se lleva un porcentaje mucho menor, un 11, es decir, de lo que menos atrae los encuestados. Los actores salen de nuevo triunfantes cuando a la gente se le pregunta por «los motivos por los que se considera bueno el cine español», y «la temática que toca» vuelve a pinchar al tratarse del motivo mayoritario para considerar malo al cine español». La percepción de nuestra cinematografía también varía según la región donde se pregunte. Baleares, Extremadura y Canarias son las comunidades autónomas en las que más gente lo considera muy bueno o bueno (un 63, 68 y 70 por ciento respectivamente), mientras que Navarra, Murcia y Madrid son las más críticas. Y aunque el director manchego siempre se lamente de que en Francia tiene más éxito que aquí, el 10 por ciento de los consultados dice «Almodóvar» como asociación espontánea al oír cine español, sólo por detrás de la expresión «Me gusta. Es un cine bueno» que contestaron un 16 por ciento. ReaccionesLos datos arrojados por el estudio sobre la imagen del cine español realizado por Metroscopia parecen haber motivado la reflexión de sus personalidades más importantes. Ignasi Guardans, director general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, asegura que «existe un espíritu de autocrítica ya que lo peor es ignorar los síntomas de un enfermo» y añade que «las causas no son tan simples como algunos creen». Pero Guardans también vio síntomas positivos en que «en el exterior, se ve mucho cine español». Para él, «esto demuestra que los malos datos no se deben a parámetros artísticos, sino el halo que rodea al cine en España». Sobre la función legislativa que le compete como director general, Guardans defiende su actuación con la orden ministerial para la Ley de cine enviada al sector la semana pasada y alega que «no puedo cambiar las reglas del juego todos los días». Sin embargo, Guardans reconoce que hay que tomar medidas lo antes posible en la promoción: «Hay que gastar más y mejor. Nos queda mucho por hacer». Finalmente, Guardans defendió la política de ayudas al afirmar que «no sólo se dan para potenciar una industria, sino para fomentar la identidad y la diversidad cultural». Los productores también entonaron el «mea culpa» al conocer que el 80 por ciento de los españoles creen que se debería tener más en cuenta los gustos de los espectadores. «Debemos tener en cuenta este dato», dijo Enrique Cerezo, que también reconoció que «la imagen del cine español no pasa por buenos momentos». El portavoz popular de Cultura en el Congreso, José María Lasalle, defendió la necesidad de «impulsar una industria competitiva, avanzar en la promoción y en la política de desgravaciones fiscales, además de una nueva ley de propiedad intelectual que aúne los intereses de todos»