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«Los políticos nos llevan hacia la sociedad vigilada»

El activista sueco conquista un escaño con su defensa de la libertad en Internet

«Los políticos nos llevan hacia la sociedad vigilada»
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– Los defensores de la libertad de la red suelen enfadarse cuando les llaman «piratas». ¿Por qué eligieron ustedes ese nombre?
– Porque no tenemos nada de lo que avergonzarnos. Defendemos las nuevas tecnologías, la difusión de la cultura y la privacidad de los ciudadanos. Si eso supone ser un «pirata», acepto encantado la etiqueta.
– Usted es el primer eurodiputado «pirata» de la historia. ¿No se trata de la típica excentricidad de las elecciones europeas?
– En absoluto. Esta tendencia se reproducirá en toda Europa, España también. Es algo similar al movimiento verde en los ochenta.
– ¿En qué sentido?
– El proceso es muy parecido. Primero llegaron los activistas verdes, después formaron partidos exitosos y, finalmente, todas las formaciones mayoritarias adoptaron parte del ideario ecologista. Ahora estamos al comienzo de la segunda fase.
– Ustedes rechazan las restricciones en las descargas de Internet... Si la cultura fuera gratuita, ¿de qué vivirían los artistas?
– De lo mismo que ahora. Las descargas existen desde hace una década y los ingresos de la industria cultural se han mantenido. Vale, se venden menos discos, pero cada vez más gente va a los conciertos. Y a los músicos les va mejor, porque su porcentaje en los directos es más jugoso.
– Pero el cine y los libros no tienen la alternativa del directo...
– De nuevo, las estadísticas desmienten sus quejas. El año pasado fue el mejor de la historia de Hollywood. Las descargas sólo sirven para aumentar el interés de la gente en la cultura. Lo demuestran todos los estudios.
– Pero imagine que un músico prefiere no hacer giras. ¿No tiene derecho a vivir de sus discos?
– Si tienes un negocio y la realidad cambia, tienes dos opciones: o te adaptas o te arruinas. Si a un músico no le gusta tocar, le diría que hay otros oficios que puede ejercer. Así es la vida.
– Su partido tampoco cree en el sistema de patentes... ¿No es necesario para premiar la innovación tecnológica?
– Es que el sistema se ha quedado anticuado: es lento, caro y bloquea la creatividad. Cuando recibes la patente, tu producto ya se ha quedado obsoleto. Hoy, las innovaciones surgen de empresas que quieren mejorar su competitividad, pero el sistema les impide que usen la mejor tecnología disponible en cada momento.
– Usted asegura que la ley nunca podrá acabar con las descargas...
– Es cierto. Las tecnologías siempre van por delante de los políticos y los legisladores. Cuando acaban con una, surge otra más poderosa: Napster, Kazaa, BitTorrent...
– Si la tecnología es «indestructible», ¿de qué sirve crear un partido que la defienda?
– Es que mientras intentan acabar con las descargas, dañan enormemente a la sociedad. Si los Gobiernos quieren controlar el intercambio de archivos, la única solución es intervenir todas las comunicaciones. ¿Querríamos vivir en una sociedad así?
– Hay activistas que creen que ese el objetivo final de los Gobiernos: controlar las actividades de los ciudadanos... ¿Es una visión realista de la situación?
– Por supuesto. Los políticos europeos nos llevan a todo tren hacia la «sociedad vigilada». A su lado, la Alemania comunista parece un paraíso de libertades...
– No exagere...
– Los alemanes construyeron un mundo propio de «Gran Hermano» con fichas de cartón y máquinas de escribir. Ahora, las tecnologías son mucho más poderosas y pueden usarse para controlar a los ciudadanos. Tenemos que resistirnos a esa tentación.


El ídolo de los jóvenes

Durante la próxima Legislatura, la bandera pirata ondeará en el Parlamento Europeo. La culpa la tienen los 214.313 suecos que usaron su voto para que este informático les represente en las instituciones europeas. El secreto de su éxito es la draconiana legislación sueca contra las descargas de Internet, que le convirtió en el candidato más votado entre los jóvenes. Todo un éxito para Engström, que vendió su empresa hace un lustro para dedicarse a tiempo completo (y sin sueldo) a pelear por las libertades de Internet. A sus 49 años, ha cumplido su sueño de llevar la ideología «pirata» al Parlamento. Su agenda sólo tiene tres puntos: reformar el sistema de copyright, acabar con las patentes y defender la privacidad de los ciudadanos. «Ya no tendrán excusas para no tomarnos en serio», dice.