Tegucigalpa

Los seis de Tegucigalpa

Tres diplomáticos y otros tantos guardias civiles componen la legación española a la espera de «refuerzos».

Los seis de Tegucigalpa
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Hoy termina en Honduras el mes de la independencia, que conmemora la escisión de Centroamérica en 1821 del reino de España, y Javier Rupérez espera en San Salvador un permiso del gobierno de facto para regresar a su embajada sin obstáculos. «Esperamos un cambio en la situación, pero de momento se quiere evitar cualquier acto de provocación o escándalo», dice Alberto Miranda, encargado de negocios a cargo de la sede diplomática estos días.

La prohibición de su regreso es una de las medidas de presión que el presidente interino Roberto Micheletti mantiene contra los gobiernos de España, Argentina, México y Venezuela, a los que exige que reconozcan al Gobierno golpista o entreguen sus distinciones diplomáticas. A dos funcionarios españoles ya se les negó la entrada al país el domingo.

Juan José, guardia civil a cargo de la sede diplomática, bromea al respecto con su compañero Ojeda: «Yo he terminado mi servicio, pero como no puede entrar mi sustituto...», dice. «Yo tengo las vacaciones en noviembre... ya veremos», responde el otro. Seis de los 12 españoles acreditados en la embajada de España en Honduras están fuera del país y no tienen, de momento, posibilidad de regresar. La nueva agregada comercial debía llegar ayer para tomar posesión de su cargo pero suspendió el vuelo. El resto, y el personal hondureño que completa la dotación de 30 personas a cargo de la oficina, sigue atendiendo a la colonia española, de unas 2.000 personas.

María Fernanda Tabón es una de las 30 o 40 personas que cada día realizan trámites consulares aquí. Nació hace 35 años en España y vive en Tegucigalpa con su madre, hondureña. Ha venido a renovar su pasaporte «antes de que pase algo». Si la situación se complica, planea regresar a España y quiere llevarse consigo a su hermanastra.

Mientras, el jefe del Estado Mayor del Ejército, Romeo Vásquez, insistió ayer en la búsqueda de un diálogo entre el depuesto presidente Manuel Zelaya y Micheletti. Mientras, el Congreso presiona a este último para que revoque el estado de sitio, vigente desde el domingo, y los zelayistas celebraron una manifestación a la que acudieron 250 personas.