Pesca
Los vertidos petroleros invaden los océanos
Cada año, los mares europeos «reciben» 20 millones de toneladas de residuos de hidrocarburo. La contaminación que provocan el lavado ilegal de tanques y el vertido de aguas de sentinas supone un peligro al menos tres veces superior al de los terribles accidentes. Mañana, lunes, es el Día Mundial de los Océanos.GRÁFICO EN EL DOCUMENTO ADJUNTO DE LA PESTAÑA SUPERIOR
Siempre que uno oye hablar sobre las mareas negras piensa en las terribles imágenes producidas por accidentes de buques petroleros. Sin embargo, ésta no es la única forma de contaminación que afecta a los océanos. De hecho, aunque las mareas negras tengan un gran impacto sobre los ecosistemas por aquello de la concentración de contaminantes en un punto, la limpieza ilegal de los tanques mar adentro y los residuos que llegan de las ciudades y las industrias a través de los ríos, superan en cantidad a las miles de toneladas de crudo que se derraman cada año sobre esta masa azul por accidentes de buques tanque. Se trata de las otras mareas negras, la contaminación crónica que merma la vida en los 1.400 millones de kilómetros cúbicos de agua y 370 millones de kilómetros cuadrados de extensión que tienen los océanos.
Se estima que cada año llegan al océano entre dos y diez millones de toneladas de crudo, de las cuales un 12 por ciento corresponde a estos accidentes (Prestige, Urquiola o el del Exxon Valdez, por ejemplo). El porcentaje aumenta hasta un 33 por ciento en el caso de los cientos de vertidos deliberados desde los buques, sobre todo a través del lavado ilegal de los tanques en alta mar, aunque también por los aceites usados, los vertidos de las sentinas y otros productos que también contienen hidrocarburos.
Ésta es una de las conclusiones del informe «Océanos en peligro», que la organización Oceana ha presentado esta semana con motivo del Día Mundial de los Océanos –sí, otra vez–, que se celebra mañana lunes. En él, la organización denuncia cómo la sobrepesca, la contaminación y la destrucción de hábitats están arrasando los océanos, especialmente los mares europeos, pues el tráfico marítimo genera en Europa más de 20 millones de toneladas de residuos de hidrocarburos. De hecho, «el 75 por ciento de las aguas oleosas que hay en el mar son de vertidos ilegales, no de accidentes», denuncia Xavier Pastor, director ejecutivo de Oceana.
Además, casi el 40 por ciento de los buques con pabellón comunitario muestra deficiencias en el cumplimiento del convenio Marpol, que es el que regula la contaminación marina, tal y como denuncian desde la organización Oceana.
De hecho, la contaminación crónica por hidrocarburos que provocan el lavado de tanques, el vertido de aguas de sentinas y otros residuos oleosos supone un peligro al menos tres veces superior al que representan las mareas negras que provocan los accidentes. En concreto, el Mediterráneo es el mar más contaminado del mundo por hidrocarburos; recibe cada año más de 400.000 toneladas al año, aseguran desde la organización.
Actividad ilegal
Los datos no los tienen tan claro otros expertos. «La limpieza de tanques en el mar es una actividad ilegal de la que por razones obvias no hay estadísticas fiables; es como preguntar cuánta cocaína se vende en España (estadísticas que por cierto las hay). Algunas organizaciones dan cifras elevadísimas que a nosotros nos parecen, por una parte, infundadas y, por otra, exageradísimas», afirma Manuel Carlier, director general de la Asociación de Navieros Españoles (Anave).
Carlier, además, recuerda que, en el caso de los hidrocarburos derramados por accidente, éstos han disminuido de forma notable, al pasar de «las más de 300.000 toneladas al año en los años 70 a menos de 13.000 en el promedio de los últimos cinco años y eso que en este tiempo el transporte marítimo de crudo y productos del petróleo ha aumentado muchísimo. En 2008, sólo se derramaron accidentalmente 2.000 toneladas. Es decir, menos del uno por ciento de los derrames medios de los años 70». Carlier asegura que todos los buques mercantes usan las instalaciones que hay en tierra para ello. De hecho, la ley obliga a pagar una determinada tarifa a los buques que no hagan uso del servicio de recepción de desechos (entre 60 y 850 euros en función del tamaño del buque), y otras tarifas en caso de que sí se entreguen.
Ahora bien, no todos los barcos son petroleros ni mercantes, ni en todos los puertos hay instalaciones adecuadas para recibir estos residuos y, «aunque paguen, sale más barato verterlos al mar», según Ricardo Aguilar, director de Investigación de Oceana. Así, en otro estudio, la organización aseguraba que los vertidos ilegales y operaciones rutinarias en los buques suman entre 666.000 y más de 2,5 millones de toneladas cada año. De ellas, cerca de 280.000 proceden del combustible y aceites de buques no petroleros.
Anualmente se detectan cerca de 3.000 vertidos ilegales de hidrocarburos a los mares europeos, pero se cree que son sólo una pequeña parte de los que realmente se producen. El Mediterráneo recibe entre el 45 y el 60 por ciento de ellos.
Pese a estos más que llamativos datos, pocos buques terminan siendo detenidos por esta causa. En el caso de las detenciones tras las inspecciones portuarias que se realizan en todo el mundo sólo el uno por ciento corresponde a este motivo.
Pero ésta no es la única contaminación crónica que acecha a los mares. El uso masivo de fertilizantes en la agricultura, unido a los residuos fecales de granjas, las aguas residuales de ciudades y las emisiones atmosféricas, llevan cada año al océano millones de toneladas de nitrógeno y fosfato que pueden causar serios episodios de eutrofización en las zonas costeras y poco profundas.
Otros vertidos
De hecho, esta amenaza (el incremento de fitoplancton gracias a la llegada de enormes cantidades de nutrientes, pudiendo favorecer la aparición de algas tóxicas) sigue incrementándose, según el infome de Oceana, y se espera que el uso de fertilizantes aumente de los 150 millones de toneladas de 1990 a 225 millones de toneladas en 2020.
El Báltico ostenta el récord en polución por fosfatos y nitrógeno, con 250.000 toneladas de nitrógeno y fósforo vertidas al año; casi 600 kilos por kilómetro cuadrado. En cambio, el mar Negro es la mayor cuenca anóxica del mundo, con cerca del 87 por ciento de sus aguas sin oxígeno y con altos niveles de sulfuro de hidrógeno.
A estos vertidos hay que sumar muchos otros. Cada hora se vierten al mar unos 675.000 kilos de basura o cerca de seis millones de toneladas al año, de las cuales un 50 por ciento es plástico. Y no es que sea inocuo. Estas basuran matan cada año a unos 100.000 mamíferos y tortugas marinas. De hecho, en los océanos llegan a encontrarse concentraciones de hasta ocho millones de fragmentos plásticos por kilómetro cuadrado flotando en los mares, y se considera que sólo son un 10-15 por ciento de los que existen en los fondos y en las costas.
Y la lista no acaba. Hay otros males, como la sobrepesca y la destrucción de hábitats en los mares europeos. La riqueza de los mares y océanos europeos es enorme, no sólo por su variedad de hábitats, sino también por el gran número de especies que albergan. De hecho, de las 230.000 especies marinas que se han catalogado en todo el mundo, más de 31.000 habitan en aguas europeas.
Otros males
A pesar de ello: el Cantábrico es el que en peor estado tiene sus recursos pesqueros, con más de la mitad de los stocks evaluados por ICES sobreexplotados; el mar del Norte es el mar europeo con mayor cantidad de descartes pesqueros, con 960.000 toneladas tiradas por la borda cada año; el Mediterráneo es el más peligroso del mundo para la supervivencia de tiburones, ya que el 42 por ciento de sus especies está amenazado de extinción, frente al 21 por ciento mundial; el mar del Norte es el que sufre mayor impacto por el arrastre de fondo, con una extensión arrastrada anualmente de 57 millones de hectáreas, es decir, la totalidad de sus fondos; hay unas 1.200 especies invasoras en los mares europeos, seis veces más que hace 50 años. Dos tercios de ellas han colonizado el Mediterráneo. Y un largo etcétera.
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