Los zumos como fuente de salud

Elegir frutas y verduras, lavar, batir o licuar, servir y beber. Es sencillo preparar un zumo, tan sencillo que puede pasarse por alto lo beneficioso que es un vaso de zumo. Y más, si los ingredientes son naturales. «Se trata de aprovechar las virtudes de la fruta y la verdura y de hacerlo de una manera fácil –e incluso divertida– a todo el mundo, sobre todo a niños y personas mayores», apunta la doctora Montse Folch. Experimentada nutricionista, Folch ha querido poner al alcance de todos su «método», en el libro «Zumoterapia para la Salud» (Styria). No es tan sólo un compendio de cocina, sino 500 recetas de zumos y batidos especialmente diseñadas para dar respuesta a las necesidades de la salud. Uniendo dos o tres frutas –solamente–, sumando sus características, explica Folch, se puede reforzar el sistema inmune, se puede combatir la hipertensión, el colesterol alto, la depresión, el cansancio el insomnio y «todo tipo de enfermedades». ¿Líquido o batido?Batido mejor, ya que «líquido no se aprovecha la fibra de la fruta», explica Folch y añade que, eso sí, «hay que beberlo lo más rápido posible, a sorbitos, para que el cuerpo lo aproveche». Es decir, conviene beber el zumo, lo antes posible pero sin prisas, tras exprimirlo y no conservarlo mucho en tiempo en el frigorífico, porque sino sus virtudes se pierden. Lo mismo ocurre con los zumos envasados y que se pueden comprar en los supermecados. Hay que beberlos nada más abrirlos. «Evidentemente no es lo mismo que un zumo natural», apunta Folch, aunque no hay porqué evitarlos. ¿Puede un zumo sustituir una comida? «El zumo complementa», concreta Folch y matiza, «puede sustituir una cena». Por ejemplo, «si tomamos un batidos de tomate y otras verduras y le añadimos unos trocitos de jamón, tendremos fibra y proteína». Otro ejemplo, una batido al que se le añade yogur. Ahora bien, el almuerzo no puede basarse solamente en una bebida de estas características. En cuanto a la combinación de verduras y frutas, Folch proclama que su preferido es el zumo de «tomate, naranja y menta. Porque me gusta mucho el sabor del tomate y es igual que una sopa. Pero depende dé los gustos de cada uno». Y, de hecho, ante las 500 recetas que presenta Folch, quien no de rienda suelta para prepararse un zumo a su gusto es, simplemente, porque no quiere.