Operación Lezo

Más Blanco

La Razón
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Porque no estamos en tiempos ni de Goyas ni de Oscar, lástima. Con que Zapatero hubiese adelantado unos cinco meses su remodelación de Gobierno ya tendríamos el premio al Mejor Actor Revelación: José Blanco, «alías» Pepiño antes de que cogiese una cartera llena de miles de millones de euros, que el dinero otra cosa no, pero empaque da un rato. En menos de quince días, José Blanco se está empezando a metamorfosear de un mandamás del PSOE de verbo suelto y algo marrullero en un ministro con porte y actitudes de estadista. Sólo había que verle con Esperanza Aguirre: dialogante, conciliador, estirando kilómetros de vía al tiempo que acortaba plazos de ejecución… Aparte de demostrar que si Magdalena Álvarez no lo hizo antes fue porque no le salió de los fotolitos, el lustroso ministro de Fomento cuando menos le dio a Aguirre varios cientos de millones de argumentos en forma de euros para rubricar una tregua entre la Comunidad de Madrid y el Estado que el Gobierno precisaba. Zapatero estuvo listo al darle la cartera mejor dotada al político más hábil para reinventarse y ejercitar esa cosa que tanto le incomodaba a su sucesora: dialogar o, al menos, escenificar la predisposición a hacerlo. Es un cambio… no sé si de ritmo, pero sí de actitud, que también era necesaria. La política, aparte de ética, también es cuestión de estética. Con el nuevo Blanco de sonrisa beatífica, el presidente ha fortalecido Moncloa al tiempo que ha debilitado Ferraz. Con la que cae, los socialistas precisan a uno de los suyos que haga oposición a la oposición. Más ahora, cuando una de las pocas leyes que se van a ejecutar con diligencia es la del aborto, cuestionada hasta por muchos de sus votantes. Crisis, aborto… ¿de verdad Zapatero quiere ponérselo tan fácil a Rajoy?