Debate Estado Nación
Más sombras que luces
El Gobierno suspende en economía, vivienda, empleo, inmigración y educación
El devenir político de la segunda Legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero está siendo marcado por los efectos de la crisis económica. Estos días se han cumplido dos años desde que estallara este periodo de recesión con el escándalo de las denominadas hipotecas basura. Desde entonces, la imagen del Ejecutivo ha sufrido un deterioro ininterrumpido. En un contexto, el Ejecutivo no ha sabido afrontar adecuadamente la situación de dificultad económica. Las últimas citas electorales en nuestro país, después de las elecciones generales de 2008, han recogido ese desencanto ciudadano y han supuesto un castigo para el PSOE. El sondeo de NC Report para LA RAZÓN sobre la valoración de la gestión del Gobierno en este final del periodo de sesiones antes de las vacaciones ofrece un balance de marcadas sombras y alguna luz notable. Los suspensos afectan a las áreas fundamentalmente relacionadas con la crisis y la actividad financiera. El Gobierno no pasa del cinco en vivienda, economía, empleo, inmigración y educación, mientras que aprueba en seguridad ciudadana, sanidad, obras públicas y lucha contra ETA, en la que obtiene la mejor puntuación de todas las actividades estudiadas. En el capítulo negativo, la decepción de una mayoría de españoles con la situación económica está más que justificada. Obviamente, un país con más de cuatro millones de parados, líder en desempleo de Europa, no puede valorar positivamente a sus gobernantes en ese capítulo de la gestión. La política del gabinete Zapatero no sólo ha sido incapaz de paliar los efectos de la recesión, sino que ha apostado por una alternativa de déficit público y endeudamiento que ha acentuado las debilidades estructurales del país hasta generar las expectativas más preocupantes de toda a Unión Europea, según los estudios de los principales organismos internacionales. Tampoco ha beneficiado al Ejecutivo su obstinada apuesta por maquillar la realidad ni su capacidad para errar en las previsiones económicas. Todo ello ha generado un cuadro de desconfianza y descrédito lógico en un país que demanda y necesita justo lo contrario. Sin políticas solventes y rigurosas, los encuestados han censurado también la actividad de un Ministerio vacío de contenido como el de Vivienda. Las urgencias en educación no han sido tampoco solucionadas, el fracaso escolar y la baja calidad de la enseñanza condicionan la formación de nuestros jóvenes sin que la llegada del nuevo ministro Gabilondo haya supuesto todavía cambio alguno. Y en inmigración, la recesión no ha ayudado a mejorar los problemas de integración. El Gobierno puede estar satisfecho de la política antiterrorista. Su cambio radical hacia una estrategia de unidad con el PP y de búsqueda de la derrota de ETA ha determinado que los españoles den su mejor valoración. Sin duda, habrá influido también el acierto absoluto de haber propiciado el cambio político en el País Vasco, con la llegada de Patxi López a la Presidencia y el pacto con el Partido Popular de Antonio Basagoiti. El trabajo del Ministerio del Interior sale bien parado también en seguridad ciudadana. La dedicación y el esfuerzo de Policía y Guardia Civil reciben el lógico reconocimiento ciudadano. Como la gestión sanitaria y las obras públicas, que han sentido positivamente el impulso político que supusieron los nombramientos de los ministros Trinidad Jiménez y José Blanco.Por tanto, el futuro del Gobierno sigue marcado por la crisis y por su incapacidad para acertar en el diagnóstico y en la terapia. Su problema, además, es que la intensidad de las sombras de su gestión dificulta que las luces sean visibles.
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