Aborto
Métodos abortivos
El recurso fácil
La píldora abortiva RU-486 -no confundir con la «del día después»-, autorizada en 1999, es un abortivo químico. Se trata de un esteroide que provoca el desprendimiento del embrión de la pared del útero, causa contracciones y facilita su expulsión. Se usa para provocar el aborto sólo en las ocho primeras semanas de gestación. Lo cubre la Sanidad Pública. Sólo se acude al centro para tomar las pastillas, a veces requiere intervención.
El más habitual
Entre 6 y 12 semanas de gestación. Se introduce un tubo a través del cérvix, que se dilata con prostaglandinas, conectado a un aspirador -eléctrico o manual-, que destroza el cuerpo del bebé mientras lo extrae. Después, con este tubo o con una cureta (cuchillo curvo de acero) se corta en pedazos la placenta y se extrae. El 95% de los abortos se hacen así. Cuesta entre 300 y 450 euros por intervención.
Traumático
A partir del tercer mes de embarazo, el feto -ya se puede considerar como tal a efectos médicos y legales-, está bastante formado, por lo que para acabar con su vida se utiliza el legrado, que usa un instrumento metálico que se inserta por la vagina y el útero y secciona su cuerpo hasta descuartizarlo. Las partes del cuerpo se reconocen. Su precio sube hasta 1.000 o más euros, dependiendo del centro.
Infanticidio
Cuando se ha superado la semana 26 de gestación, el feto ya puede sobrevivir fuera del seno materno, por lo que muchos médicos consideran el aborto a partir de esa fecha un infanticidio. La intervención consiste en sacar el feto a través del canal del parto provocando contracciones o bien por cesárea. Antes, se inyecta una solución salina que ahoga al feto o paraliza su corazón. El coste puede superar los 6.000 euros.
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