Sevilla

Miguel Ángel Perera: «La tarde de Madrid fue tan dura que no la saboreé»

Miguel Ángel Perera: «La tarde de Madrid fue tan dura que no la saboreé»
Miguel Ángel Perera: «La tarde de Madrid fue tan dura que no la saboreé»larazon

Quedamos en la sierra de Madrid. En Guadalix, donde pastan las reses de Victoriano del Río, divisa codiciada donde las haya. Miguel Ángel Perera llega con tiempo y se le ve delgado, estilizado. Le ha sentado bien el invierno, a pesar de que la última cornada, la de Madrid, le tuvo postrado en la cama tres largos meses. No perdona ni un día de campo, le late el corazón a embestidas, donde sea, vacas, toros, la cosa es encontrarse con el toreo, descubrirse vivo a cada paso. Seis becerras soltó el ganadero, seis, un tentadero completo para el torero de Badajoz. Hubo de todo, pero al diestro se le vio disfrutar, sobrado, de vuelta y dispuesto para el encontronazo con la nueva campaña, que empieza hoy en Olivenza, en su tierra. –La campaña en América fue breve, pero exitosa. ¿Cómo vivió la tarde del rabo en La México? –Era además mi confirmación de alternativa y ver esa plaza de toros, con todo lo que he visto y leído de ella. El festejo iba muy cuesta arriba, por eso creía que debía regalar el sobrero. Se movió y me permitió hacer una faena importante. –Volvía a torear tras tres meses de reposo por la cogida de Madrid. –Sí, había toreado mucho en el campo, pero no es lo mismo, el traje de torear tiene otra cosa, la responsabilidad... –¿Cómo se vio?–El primer día las sensaciones fueron raras, pero por eso tenía tanto interés en torear en América. Después de tanto tiempo parado, era empezar de cero. Estuve tres meses de la cama al sofá y del sofá a la cama. Cuando empecé fue duro, aunque por suerte en el segundo tentadero recuperé el sitio. –¿Por qué se complicó tanto la cornada de Madrid?–Quiero aclarar que no fue por el torniquete. Tuvo sus riesgos en aquel momento, porque me podía haber creado un trombo, pero se cogió a tiempo y no hizo falta un injerto. Pero en la zona por donde entró el pitón hay muchos vasos linfáticos y los problemas salen cuando cicatriza la herida, porque hay partes que no cierran. –¿Por qué cinco operaciones?–El primer día me operaron dos veces y después se complicaba porque la herida no llegaba a cerrarse, y un mes y medio después de la cogida me intervinieron por quinta vez.–Después llegó el reposo.–Sí, no tenía fiebre ni nada, pero era necesario que no me moviera para que la herida cicatrizara. –¿Cómo recuerda la encerrona de Madrid?–Fue una tarde muy dura, bonita, pero tan dura que no la saboreé. Era desagradable el viento, el público expectante y en la retranca hasta ver qué pasaba. Hasta que no llegaron las cornadas no rompió la tarde por el sendero bueno. –¿Mereció la pena?–Sin duda. Y firmaría una temporada como la anterior, con todo, también con las cornadas. –¿Hasta las cinco operaciones? –Quizá si me voy a quedar en el ruedo toreando, no me haría un torniquete, ya me han dicho los médicos que en ese caso es malo. Si te vas a ir a la enfermería, fenomenal, pero si no tienes el riesgo de perder la pierna. –El año pasado hizo una temporada de nota. ¿Hay clave?–Debe haberla. El estado personal es muy importante, porque el traje de luces para eso es transparente. Yo estoy feliz, tengo amor propio y no quiero que nadie me gane la pelea. Es fundamental que cuando acabes una corrida no te quedes con la sensación de que te faltan cosas por hacer. Y la regularidad con la espada ayuda mucho. –Aun así, este año le han cerrado puertas como las de Sevilla. –Sevilla es un problema de carácter y educación. Sevilla tenía claro que Perera no iba a torear, yo lo sabía desde noviembre. Les ha salido bien la jugada. –Dicen que le ofrecieron cuatro tardes. –Del dicho al hecho hay un trecho. Hay que ver las condiciones. No ha sido por desacuerdo económico, porque no han querido ni llegar a él. Resurrección lo tenían cerrado y la feria estaba muy avanzada para no contar conmigo. Están acostumbrados a que todo el mundo diga que sí y no pregunten mucho. Hemos decidido quedarnos fuera, muy a nuestro pesar, por una cosa que es dignidad, cuando se ha justificado en el ruedo. –Fue uno de los triunfadores de la pasada temporada. –El miércoles voy a su casa a recoger un premio por la mejor faena de la feria, pero parece que se les ha olvidado. –¿Y Fallas?–Pues igual. Estaba todo acordado: día, compañeros y dinero. Y el día antes de presentar los carteles me cambian la fecha por una que yo tenía hecha. –Otra cosa será Madrid.–Ya ha habido contactos y no hay nada cerrado, pero sí es otra cosa. –¿Le sabrán mejor las cosas desde la independencia?–Mucho más, ahora las cosas están bien por el trabajo que he hecho con Cepeda, pero los comienzos fueron difíciles.