«MolinaPírate» concurso que pide la dimisión del ministro en Twitter

MADRID- «En la agenda oficial del Gobierno y en las de cuantiosos intereses particulares 2009 es el año que se ha prefijado para que el ahora libre acceso de los ciudadanos a la información vía Internet pase a ser controlado por manos multinacionales de la comunicación monitoreadas por entidades de gestión como la SGAE, o por multinacionales del entretenimiento como Promusicae. Inaceptable, ¿verdad?», así comienza el comunicado que anuncia el concurso puesto en marcha a través de Twitter para pedir la dimisión de César Antonio Molina, ministro de Cultura. ¿El motivo? El Gobierno, como publicaba ayer LA RAZÓN, maneja medidas inspiradas en la norma francesa para la futura Ley de Internet. Entre otras, la desconexión de la red a aquellos usuarios que insistan en descargarse contenidos de manera fraudulenta y especialmente a través de las populares redes p2p, que los internautas califican como «absolutamente legales». Así pues la norma ya levanta suspicacias sin que aún se conozca ni siquiera el borrador.
«Es muy fácil. Piensa un eslógan y ponlo en twitter con @molinapirate delante». Así se convoca a los participantes, cuyas mejores, creaciones, siempre y cuando no superen los 140 caracteres, formarán parte a partir del 19 de marzo de «una gran película que inunde la red», continúan los convocantes. Desde el blog se hace un llamamiento a todos los usuarios de internet para que no vean recortados sus derechos y se esgrime como prueba que el «Manual de buenas prácticas para la persecución de Delitos contra la propiedad Intelectual» está «plagado de gravísimos errores legales que socavan nuestros derechos constitucionales y civiles».
La Cultura como negocio
Los internautas también denuncian que «la Comisión Intersectorial que ha sido creada por el Ministro de Cultura Molina para debatir el acceso a internet de todos los españoles, está compuesta prácticamente sólo por agentes con intereses en el "business"de la cultura. La comisión brilla por su absoluta y descarada pobreza de representantes de la sociedad civil o de organizaciones que se ocupen de internet de manera seria y profesional».