Valencia

Nada está hecho

La Razón
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Inapelable es la victoria de Rajoy e inapelable es la derrota de Zapatero. El líder del PP se consolida como alternativa con seiscientos mil votos de diferencia y casi cuatro puntos porcentuales. Seguramente, en la calle Génova esperaban alcanzar los cinco diputados de diferencia de 1994 que consiguió Aznar. Ahora se deben conformar solamente con dos. Por eso, hará mal el PP en pensar que está todo el pescado vendido porque Zapatero no se ha hundido. En la calle Ferraz, tienen la sensación que han salvado los muebles sobre todo al compararse con la hecatombe que ha sufrido la izquierda europea en Francia, Alemania, Gran Bretaña o Italia. Sólo se salvan de la quema los socialistas de Grecia o Suecia. Sin embargo, hará mal el PSOE en conformarse con una «dulce derrota». La última los dejó ocho años en la oposición y fagocitó a dos líderes -Almunia y Borrell-. Algunas evidencias deben extraerse de estos comicios. El PP no se resiente, en absoluto, de sus escándalos de corrupción en Madrid, Baleares o Valencia aunque las urnas no levantan las imputaciones. El PSOE pierde fuelle en todos sus feudos pagando, sin duda, la crisis económica y, sobre todo, una gestión cuestionada por sus propios electores. En Cataluña, los socialistas ganan ampliamente pero muchos votantes de la izquierda se quedaron en casa batiendo un récord la abstención, con una participación de ocho puntos por debajo de la media. Se demuestra así que el president Montilla tiene razón cuando reclama a Zapatero que cumpla con sus compromisos si quiere recuperar el favor perdido. El PP en esta comunidad no levanta cabeza y pasa a la tercera posición detrás de los nacionalistas de CiU, que ya se ven de nuevo gobernando la Generalitat. Aquí también Rajoy deberá pensar en desempolvar el fugaz idilio que inició el día de Sant Jordi y que acabó poco más tarde cuando el candidato Mayor Oreja la emprendió a garrotazos con el tema de la lengua si no quiere que Cataluña siga siendo su asignatura pendiente. En conclusión, Europa se ha entregado a la derecha. España todavía no. Nadie debe confiarse porque queda mucho partido. Nada está hecho.