Barcelona
Neil Young deslumbra al Primavera
El veterano cantante maravilló a 30.000 personas con el repaso de una trayectoria impecable de más de cuatro décadas y más de 30 discos
Un hombre que puede reunir a 30.000 personas es alguien que ha hecho algo bien en su vida, y si se llama Neil Young, pues hace demasiadas cosas bien para que sea de otra manera. Nadie se quería perder el concierto estrella del Primavera Sound, ni siquiera Thom Yorke, cantante de Radiohead, con familia incluida.Con un cuarto de hora de retraso, apareció ante el delirio de la multitud. Ya desde el principio las guitarras de su «electric band» en mudecieron a un público entusiasta. Camisa blanca, chaqueta oscura y mil años de música en la voz dejaron claro quien era la estrella. Empezó así un repaso extenso de los más de 40 años de carrera. Las canciones de Young son intimismo nervioso, sinceridad y nostalgia. Muchos hablan de Bob Dylan, pero el folk eléctrico es, sobre todo, Young. Ya en su segundo tema «Hey hey my my», cuando canta «rock'n'roll will never die» uno no puede darle más que la razón. Trueno y tormenta y poesía a un tiempo. Después, un paso por el piano, un poco de «honky tonk» para demostrar que el Mediterráneo puede convertirse en un antro al sud de Alabama. «Como están?», preguntó Young. Estupendamente gracias. Noche del viernesLa noche de la segunda jornada del festival se abrió con un claro sabor británico. Art Brtu demostraron que los «rock star» han muerto, que en la etapa del «do it yourself» y de los videos de «youtube», la estrella es la gente corriente y sus insignificantes problemas. En un concierto intenso, el conjunto británico, con su fraseo hooligan y su exaltación de las pequeñas cosas consiguieron que el alma punk de la concurrencia, ya muerta con la tecnificación de la sociedad, volviera a salir con entusiasmo.Quien no tuvo mucho «punch» fue un Jarvis Cocker desdibujado, cuya expresión es la de un pequeño ex niño prodigio que intenta convencer a todos de que una vez fue genial y la gente le adoraba, pero que nadie acaba de creerle. Cuando se aleja del pop elegante y busca parámetros más rockeros no convence. Aún así, congregó uno de los conciertos más multitudinarios del viernes.El primer concierto de la tarde fue Bat for Lashes. Este trueque perfecto entre Bjork más atmosférica y la Tori Amos más sensual relajó los músculos, descansó al personal, a veces los durmió incluso demasiado, pero reprodujo con exactitud la brillantez de sus dos primeros trabajos. Pura lujuria para echar la mejor de las siestas. Antes, Magnolia Electric Co. se convirtieron en la mejor forma de abrir boca para el concierto estrella de Niel Young con su folk delicado y nuevo country versátil. Hubiesen sido una gran banda de acompañamiento del canadiense.Entre los artistas nuevos, destacaron dos de los representantes de este nuevo sonido garajero con tintes «arty» que domina ahora en Estados Unidos. Cristal Stilts lo hicieron bien con pocas armas y mucho entusiasmo y Vivian Girls, versión moderna de las sesenteras She, pusieron patas arriba al público. El gran éxito se lo llevó Pain of Being Pure at Heart, la única alternativa pop via The Pastels y Teenage Fanclub, que deslumbraron con tanta ingenuidad y gusto por lo afectado.
El Auditori, en peligroEl IX Primavera Sound congregó anteayer a 76.000 personas en el Fórum, el 40 por ciento extranjeras, cifra que bate el que hasta ahora era el récord del festival, en 2007, con 61.000 asistentes. Según explicó el director del festival, Albert Guijarro, la única «nota negativa» de este año es que el Primavera Club, versión invernal de esta cita, ya no se celebrará en el Auditori del Fórum porque LG Events, empresa privada francesa que gestiona este espacio, aumentó en un 50 por ciento su alquiler. Para Guijarro, ese precio es «inasumible» en una cita más minoritaria, como es el Primavera Club, y tratarán de salvarlo para el Primavera Sound.
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