Los Ángeles
Nicolas Cage: «Me niego a hacer filmes violentos»
John Koestler, que así se llama su personaje, descodifica un mensaje que le llega a través de su hijo y donde alguien vaticina una serie de catástrofes para el planeta. Dirigida por Alex Proyas, la cinta explora temas como la paternidad y el destino. –¿Calificaría «Señales del futuro» como un filme de desastres?–Se trata de una historia espiritual que se resuelve de una forma distinta. No quiero entrar en detalles, pero no es igual que otras películas que abordan los cataclismos como si fuesen un espectáculo, la cinta trata sobre todo de la manera en que esta familia se enfrenta a lo que pasa y su evolución interior. Vivimos tiempos difíciles, duros para todos. Y creo que ahora la gente tiende a evaluar lo que en realidad importa.–Este año estrena varias películas, sorprende verle trabajando tanto.–Tres van a salir pronto: «Bad Liutenant», «Season of the Witch» y «Kick Ass». En estos momentos ruedo «Sorcerer's Apprentice», y ésta acaba de aparecer. Tienes razón, ¡son cinco! –ríe–. Me parece que ha terminado una etapa de mi vida en la que experimenté una catarsis personal y desde entonces me he negado a interpretar cintas violentas. No quería que el público tuviera de mí esa imagen. Expresar mediante mi profesión lo que me importa de verdad es la única manera de mantener una cierta coherencia.–En «Señales...» predice el futuro. ¿Cree que la mente tiene poder para conocerlo?–Sería necio por mi parte negar lo que desconozco. Estoy abierto a la posibilidad de que sea así.–Últimamente prefiere encarnar a personajes excéntricos...–En un momento dado, la mayor parte de Hollywood me vio como un excéntrico; hoy en día, al menos, me ven como un profesor estrafalario.... Llevo más de 25 años haciendo cine. Para mí todo vale con tal de no encasillarme, y sobre todo, de no aburrirme.–¿Cómo fue su relación con Proyas?–Es muy bueno con los actores, se preocupa por nosotros. Por eso me sentí relajado, podía moverme libremente en el set. Se trata de un excelente director.–¿Sería justo decir que usted no es un actor de método? –Si con dicha afirmación quieres decir que no me adscribo a ninguna escuela y que tengo mi propio estilo, entonces estamos de acuerdo. –Se lo pregunto porque parece estar en un momento de su vida en el que no le preocupa tanto la carrera como disfrutar con lo que hace. ¿Cuál es el reto?–Lo importante radica en mantener el interés por la historia, que me siga excitando esta profesión. Trato de hallar nuevos caminos para comunicar lo que necesito expresar en cada momento.–¿Si no hubiera triunfado en la gran pantalla a que se habría dedicado?–Durante un tiempo deseé estar en el mar, supongo que de no ser actor me habría hecho marinero. Ellos son los reyes del océano, yo no pesco, pero tengo un barco. –El drama familiar y la ciencia-ficción parecen en estos momentos sus géneros preferidos.–Me gusta hacer películas para todos los públicos, aunque a veces puedan resultar demasiado almibaradas o un episodio de televisión. Mi meta es hacer obras actuales, entretenidas, y, al mismo tiempo, vanguardistas.–¿Le da importancia a sus raíces italianas?–Mucha. Mi padre estaba muy orgulloso de ser italiano y yo me eduqué en esa cultura, aunque poseo una mentalidad más abierta. A la gente que tiene una manera de pensar más internacional le sucede igual que a mí, llevan el espíritu de la paz dentro, a diferencia de los que consideran importante cuestiones como el orgullo patrio, lo que puede provocar pensamientos peligrosos. –Es padre de un niño de tres años, ¿le gusta ahora más que antes rodar filmes para menores?–Disney es un héroe para mí, supo cómo convertir clásicos como «Pinocho» en una deliciosa producción infantil. Me encanta trabajar para ellos y estimular su imaginación. Mi hijo Kal-El adora «El submarino amarillo» y toda la música de los Beatles. Y he madurado. Las motos no son tan importantes para mí como antes. Prefiero un buen libro y el contacto con la naturaleza, con el agua y descansar con mi familia.
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