Bilbao
«Nos hace falta un poco de viagra espiritual»
Rosa María (Bilbao, 1943) cree que los peores vientos soplan en las alturas del poder. Le gusta hacer senderismo, no le gustan los agujeros de Gallardón. Se ve con sentido del humor. Se dice de centro. Tiene pendiente tirarse en paracaídas. Es despistada: «Confundo mucho a la gente; ya me río». Como Saint-Exupéry, le inquietan los «Mozart asesinados»: «Aquellos que pudieron ser y no fueron por falta de oportunidades». Hoy tiene más claro lo que no debe hacer. No fuma ni bebe. Le divierte hablar y escuchar.
-Presenta ahora su novela «El palacio de los vientos» (Ciudadela). ¿Va por la Moncloa?
-No. Ahora deben de soplar por allí muy malos vientos.
-Se asoma a los abismos del ser humano. ¿Qué ve?
-Lo difícil que a veces nos resulta descubrir que somos amados. No decimos lo suficiente «te quiero». También veo miseria, heroísmo...
-Dice Prada que es una novela llena de arrebatos, encuentros y desencuentros, tragedias y sobresaltos. Parece una campaña electoral.
-Sí, ja, ja, ja. Tiene razón, pero yo no tengo corazón de político. Mi novela es un canto al ser humano.
-José Luis Alvite afirma que para triunfar en la literatura quizá antes haya que fracasar como escritor...
-A lo mejor sí. Yo soy una periodista que escribe. Los periodistas escribimos novelas para liberarnos de los jefes. Para liberarnos de todo.
-Casualidad: el libro que viene de Larsson se llama «La reina en el palacio de las corrientes de aire»...
-Sí, parece que los vientos están de moda. Ahora que soplan malos, necesitamos una revolución ética, buenos vientos que nos eleven.
-Wolfe: «La novela seria se muere». ¿Ve brotes verdes en la novela?
-Veo marihuana, ja, ja, ja. Yo creo que no muere. Sí estamos en una etapa mediocre. Hay que aventurarse hacia la belleza. La literatura no se hace con argumentos, se hace con palabras. Yo busco la magia de las palabras.
-Una novela de amor. ¿El sexo alivia la tensión que el amor causa?
-Al revés. Estamos tensos por el sexo, le damos demasiada importancia. Hay que levantar la bandera del amor.
-Ya. ¿Y qué viagra hace falta para levantar ese mástil?
-Nos hace falta viagra espiritual.
-Si las mujeres tienen más sentido común, ¿por qué las ministras dicen las cosas que dicen?
-No somos justos. Hay que agradecerles su sentido del humor: nos están haciendo reír bastante en tiempos amargos.
-¿La felicidad es un estado mental transitorio, como el amor?
-La felicidad hay que currársela mucho: está hecha de muchos vencimientos, de muchas derrotas.
-¿La crisis deben pagarla los ricos?
-Lo sangriento es que la paguen los pobres. Por lo menos a medias, ¿no?
-¿La telebasura existe porque somos basura o porque nos gusta la basura?
-Existe porque nos narcotiza. Adormece las conciencias, es muy peligrosa.
-¿Amarse a uno mismo es el comienzo de un romance para toda la vida?
-Si no te quieres, no puedes querer. Pero es necesario amar a otros. Quedarse sólo en el amor empobrece, es casi onanismo.
-¿Será verdad que la literatura es un avance laborioso a través de la propia estupidez, como dice Manuel Rivas?
-Sí, muy laborioso. También a través de la propia miseria.
-En fin, no sé qué quiere ser cuando sea mayor...
-Una señora con casa junto al mar Cantábrico rodeada de plantas, árboles grandes...Y que sigue escribiendo, claro.
-Yo me conformo con ser hija de Chaves.
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