Sevilla
Palmas de protesta para una bueyada
Lo peor no es que salga una corrida mansa, sino que salga una corrida mansa en plena semana de farolillos. Porque si es en preferia, se acaba capeando el temporal, pero en estos días es un auténtico suplicio. Como en Sevilla hay afición a la novelería, pues ayer fue una tarde de palmitas de queja a lo madrileño, con tres toquecitos. Si los mansos toros del Puerto de San Lorenzo se iban hacia los adentros, palmitas a lo madrileño; si perdían las manos, palmitas a lo madrileño, y si renqueaban de los cuartos traseros, cojitrancos, como el segundo y el quinto, pues más palmitas a lo madrileño. ¿Desde cuándo se ha protestado así en Sevilla? Se puede mover la almohadilla, dar una voz o una coz, pero las importadas palmitas de tres toquecitos repiquetean en la cabeza con incomodo. Es cierto que los toros de Puerto y Ventana de San Lorenzo y el sobrero de Gavira fueron para una carreta, pero se puede tirar por la calle de en medio con otras protestas. Hace varios días un espectador con acento ajeno al sur exclamaba a gritos: «¡Es que aquí se lo tragan todo!». Razón no le falta. Corridas de tan escaso trapío como la de Juan Pedro no pueden aprobarse. Por muchos toros que las autoridades y el presidente de la plaza hayan mandado otra vez al campo. Y anima lejos como el segundo de ayer, que fue devuelto, tampoco deberían pisar el ruedo de esta plaza. Hasta aquí bien. Pero la vía no es contagiarse de otras plazas. En la grada del cuatro ya tenemos a varios voceros que están entrenando para seguir los pasos del «Ronquillo» de Las Ventas. Ovacionados por cada tontería que sale de sus bocas. Como las palmas de los dichosos tres toquecitos acaben por prender, al final hay contagio. Y lo peor es que algunos de las palmas de los tres toquecitos primero se venden como insumisos ante la falta de respeto de las empresas y luego te levantan ocho vececes para pedir cubatas. Que lleguen las novilladas...
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