Acoso sexual

Panard: el Barba Azul de los homosexuales

Es la primera vez que un asunto así llega a oídos del público: crímenes de una pasada juventud que se han de pagar en una vejez olvidada.

La Razón
La RazónLa Razón

Crímenes sin explicación en un mundo lúdico y complicado, el de los gays de Alsacia (Francia). También en las regiones del Franco Condado y París. Casos misteriosos que se amontonaban sin posible solución. Hasta que un día, investigando un caso de 1991, un sabueso fuera de serie, aunque ya jubilado, se dio cuenta de que un nombre se repetía en relación a varios de esos asesinatos sin autor. Utilizó un sistema informático de 2003 que analizó los datos de distintas investigaciones, y su conclusión es que había un sospechoso de, al menos, seis crímenes, pero al que se le podrían atribuir hasta dieciocho.

Algo que ha sucedido casi de forma mágica en la vecina Francia: la captura de un jubilado por otro, cuando ambos disfrutaban de su pensión. El policía veterano atrapó al sospechoso descartado. El presunto resultó ser Nicolas Panard, de 68 años, que hasta el momento ha sido imputado en cinco casos de homicidio por la fiscalía de Montbéliard.

Es la primera vez que un asunto así llega a conocimiento del público: crímenes de una pasada juventud que se han de pagar en una vejez olvidada. También es la primera vez que un presunto asesino en serie queda en libertad aunque localizado por una pulsera electrónica.

A Panard se le atribuyen cinco crímenes que se cometieron en Alsacia, cuatro de hombres y uno de una mujer; otro, especialmente violento, en el departamento del Franco Condado. En éste, el cadáver encontrado poseía cincuenta cuchilladas.

La mayoría de las muertes serían de clientes homosexuales, probablemente relacionados con los sitios en los que actuaba. De confirmarse todo esto, estaríamos ante un moderno Landrú, un Barba Azul de la homosexualidad, especializado en víctimas masculinas a las que engañaba hasta la muerte. Entre los móviles que se manejan está el posible lucro pero también el simple placer en el submundo complicado y alocado de la noche.

Algunos detalles reveladores determinan que en los asuntos investigados el criminal desvestía parcialmente los cuerpos y cubría el rostro de las víctimas. Esto último se explica por la intención de despersonalizarlos convirtiéndolos en objetos fáciles de manipular. Pero lo primero sólo puede obedecer a un sentido lúdico del crimen, en el que el autor disfruta cuando mata. Las víctimas eran eliminadas tras propinarles un fuerte golpe en la cabeza que las dejaba fuera de combate y, acto seguido, eran pasadas a cuchillo con una reiteración exasperante.

Una amistad muy íntima

Panard niega haber asesinado a las 18 personas que se le suponen y la Policía le contesta con la posible existencia de un cómplice, de origen tunecino, Slim Fezzani, de 43 años, en prisión por otro caso de homicidio en el que terminó con la vida de un agente de seguros también homosexual. Panard y Fezzani habrían tenido una amistad muy íntima desde los tiempos en los que el segundo se hacía llamar «Michel», cuando organizaba citas a ciegas. El caso por el que está condenado, y por el que cumple condena en una cárcel de París, puso a la Policía en alerta sobre la posible existencia de una cadena de asesinatos en serie en los que Fezzani podría estar vinculado y no habría actuado solo. Sin embargo, no consiguieron sacarle el nombre de su cómplice.

Tal y como suele pasar en asesinatos seriales se procede a imputar aquellos asuntos que están mejor investigados o de más fácil explicación, puesto que casi nunca se aclaran todos los desmanes que se sospechan de un solo autor, por la imposibilidad de llegar al fondo de cada uno de ellos. En el tema que nos ocupa, a Panard se le hace responsable de cinco, cometidos entre 1980 y 1990, según Eric Müller, el abogado defensor.

Las autoridades de Montbéliard son competentes sobre seis de los crímenes que se investigan, cinco en Alsacia y uno en el Franco Condado, aunque no se descarta la actuación de otras regiones. Acosado por la prensa, Panard afirma que está viviendo días horribles pero que no quiere hacer ningún tipo de comentario. Fue capturado el pasado martes en su residencia de Mulhouse.