Metro de Madrid
Pánico en la estación de Aluche
La colisión de dos trenes de Cercanías dejó 57 heridos leves ayer por la mañana. El conductor de uno de los convoyes se saltó una estación y embistió al otro al retroceder
Cuando el conductor del tren de cercanías en el que uno circula, recién arribados a una estación, sale de su cabina al vagón gritando «¡Cuidado, cuidado, que nos da!», lo lógico es pensar que algo va muy mal. A Edison, un ecuatoriano que viajaba ayer en uno de los vagones siniestrados, prácticamente no le dio tiempo ni a eso: «Enseguida vino el golpe y salimos todos despedidos; yo creo que el conductor se salvó porque salió a tiempo de la cabina», narra mientras se aprieta algo de hielo contra el hombro golpeado y recuerda como su vagón fue, literalmente, arrancado de las vías por el impacto. Son las nueve menos cuarto de la mañana y en el exterior de la estación de Aluche los servicios del Samur se afanan en su hospital de campaña por atender a los últimos contusionados. Dentro, el escenario de una colisión de trenes de cercanías que podía haber sido una tragedia, pero por suerte se saldó sólo con heridos leves o muy leves, sobre todo con daños cervicales, de los que doce hubieron de ser trasladados a centros hospitalarios, y con alguna escena de pánico entre el pasaje que durante un tiempo no fue consciente de lo que sucedía.A media capacidadEl siniestro tuvo lugar sobre las ocho menos veinte de la mañana, cuando los vagones iban a mitad de capacidad, viajando en los dos convoyes unas 1.180 personas, según fuentes de Renfe. Al parecer, el conductor del primer convoy (de la línea C-5 en dirección a Móstoles) se saltó la parada de Aluche; posteriormente, un viajero que iba en el último compartimento tiró del freno de emergencia, con lo cual el tren quedó parado en mitad del túnel. Tras ponerlo en funcionamiento de nuevo, y por causas que se desconocen, el conductor en lugar de continuar hasta la siguiente estación, decidió regresar a la de Aluche en una maniobra inhabitual y finalmente errónea. Fue entonces cuando impactó contra el segundo tren, que ya había llegado al lugar (la frecuencia es de uno cada tres minutos, en ese momento de la mañana) y permanecía estacionado. La violencia del choque hizo descarrilar uno de los vagones del tren detenido y lanzó por los aires a numerosos pasajeros que resultaron con golpes y contusiones de diversa consideración. Las posteriores escenas de pánico fueron las previsibles. «No sabíamos que pasaba y la gente se empezó a poner nerviosa. Entre los que tuvieron crisis de ansiedad y los que creyeron que era un atentado aquello fue un poco caos, aunque tampoco es que hubiera nadie grave». Todavía les quedaba un rato hasta que se consiguiera la evacuación de la totalidad de los viajeros, colocando pasarelas para que pudiesen acceder al andén. Investigación abiertaSe está llevando a cabo una investigación interna para esclarecer la responsabilidad del conductor en los hechos. El joven que accionó el freno dijo que lo hizo porque «tenía que ir a trabajar». Algunos de los viajeros que iban con él en el vagón le recriminaron su actitud. El freno de emergencia provoca el bloqueo inmediato del tren, que queda parado allí donde se encuentre. El joven afirmó que otra de las razones para activarlo fue que el conductor, durante todo el trayecto, «estaba haciendo paradas raras», lo que confirmaron otros viajeros. «Pasaba algo raro»Uno de los viajeros que iba en el vagón de cabeza afirmaba que «durante todo el viaje había estado parando en los túneles, y cuando se saltó la parada nos miramos entre los viajeros y empezamos a comentar sobre qué podía estar pasando. Luego vino el parón y cuando empezamos a ir hacia atrás ya no entendíamos nada, y entonces ¡bam! el golpe».Fuentes de Renfe reconocieron que se había dado algún tipo de anomalía y que, efectivamente se había dado marcha atrás, pero prefirieron esperar a las conclusiones oficiales de la investigación para pronunciarse. «Una completa locura»Trabajadores de Renfe consultados por este periódico han afirmado, sin embargo, que dar marcha atrás en esas condiciones y en hora punta es «una completa locura» y que teóricamente, se necesitaría una previa consulta y posterior autorización de la central de control para poder llevar a cabo una maniobra que de lo contrario es extremadamente arriesgada.«Lo normal sería montar la alarma de nuevo y seguir hasta la siguiente estación. Dar marcha atrás es una temeridad increíble; con un tren pasando cada dos o tres minutos, eso es exactamente lo peor que se puede hacer», comenta Juan, que lleva veinte años en la empresa. «O se le ha ido la cabeza o era nuevo y no sabía bien de que va esto... hay muchos nuevos entrando ahora. De todas maneras, tiene que haber habido más de un fallo para que algo así pase». Los cercanías tienen un avanzado sistema de balizas, el LZB , que indica mediante un sistema de «semáforos» si las estaciones están libres u ocupadas. Claro que marcha atrás y «a todo trapo» no hay baliza que valga. Tan sólo cinco de las 12 personas trasladadas esta mañana a diversos hospitales madrileños como consecuencia del choque continuaban a última hora de la tarde en el hospital a la espera de hacerse diversas pruebas. El presidente de Renfe, Teófilo Serrano, y el director general de Cercanías, Javier Pérez Sanz, acudieron esta mañana al hospital Clínico San Carlos y al Horpital 12 de Octubre, donde permanecían todos los heridos, para interesarse por el estado de las víctimas. Por otro parte, el restablecimiento de las comunicaciones en la Renfe se llevó a cabo en un tiempo «récord» ya que sobre las seis y media de la tarde ya se circulaba con normalidad entre Laguna y Cuatro Vientos. A esa hora los trenes conectaban, como cualquier otro día las estaciones de Móstoles y Atocha.
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