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«Pérdida de excitación» por Marina Castaño
Se dice que con la edad se pierde en lozanía lo que se gana en experiencia y sabiduría, pero ¡ay!, ¿quién se resigna, quién se conforma, a quién le compensa? Pocos, muy pocos, pero no sólo es la edad lo que influye en la pérdida de excitación sexual en la mujer por la correspondiente disminución de actividad hormonal, sino que también existen casos en los que se acusa ese «desinterés» a lo largo de toda su vida. De hecho es una disfunción común en una determinada generación de mujeres por causas falsamente morales. Se dice que la función hace al órgano: cuando por algún motivo la actividad sexual no es estimulada ni ejercitada, el deseo se retrotrae, y de esta forma el circuito se fortalece. Cuando este deseo es hipoactivo, surgen los problemas en la pareja, en caso de que exista. La progesterona y los estrógenos son las hormonas que predominan en las mujeres y que manejan nuestros sentimientos, por eso tendemos más a la ternura que el macho, pero también llevamos nuestra cuota de testosterona, que es la que regula la intensidad de la concupiscencia (bonita palabra, hoy obsoleta). Y es que el distanciamiento en las relaciones sexuales provoca también alejamiento en las personales: la intimidad une, y cuando una persona está menos interesada que su compañero, suele acabar en conflicto, y tal problema hasta acaba en ruptura. Como siempre lo apropiado es acudir al especialista, porque casi todo tiene arreglo en manos del profesional adecuado.
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