Comunidad de Madrid

Puerto de Canencia bosques en todo lo alto

La senda circular de dificultad media-baja tiene una duración de cuatro horas.

El agua es uno de los protagonistas de esta senda
El agua es uno de los protagonistas de esta sendalarazon

Para los amantes de las alturas, los bosques y el ronroneo del agua, un paseo por los alrededores del madrileño Puerto de Canencia es todo un «clásico». Aparece en plena Sierra de Guadarrama, siguiendo la carretera M-629 desde Miraflores de la Sierra; y el marco de la pintura lo componen La Gargantilla, La Perdiguera, el Cerro del Cuclillo, La Loma y los Hoyos. Canencia, que es la obra maestra, descansa dentro.Durante toda la senda, que nace y muere en el mismo Puerto de Canencia, los susurros de los arroyos van relajando la mente del excursionista. De este modo, como inesperados compañeros de viaje van haciendo acto de presencia el Arroyo del Sestil de Maíllo, la Chorrera de Mojonavalle (una cascada por donde cae el citado caudal de Sestil de Maíllo) y el Arroyo de la Casita. En esas zonas, el musgo de las rocas que dibujan el cauce -es importante tenerlo en cuenta- es traicionero (a veces, con el calor, las ganas de refrescarse son irrefrenables).El objetivo es mezclarse con el ecosistema del paraje y, para lograrlo, además de caminar durante cuatro horas aproximadamente, hay que aclimatarse a las condiciones de presión, humedad y temperatura habituales en esas cotas de 1.100-1.500 metros de altitud.La ruta es de dificultad media-baja, pero la sensación de cambio permanece al menos durante unos minutos. Aunque es extraña, no es difícil de superar. Pueden enseñar algún truco a este respecto los abetos de Douglas (Pseudotsuga menziesii), los melojos (Quercus pyrenaica), los abedules (Betunas celtiberia) o los pinos silvestres (Pinus sylvestris) que se asentaron por todo lo alto hace décadas. Los bosques que forman estas resistentes especies son bosques de cuento.FAUNACon tanto dato para la distracción no hay que inquietarse ni perder la calma si surca el cielo de manera repentina algún carbonero, o entre los matorrales de enebro rastrero surgen corzos o zorros. El ecosistema es el ecosistema. Afortunados todos aquellos excursionistas que se los encuentren. Toparse con ganado pastando en las zonas más altas es, en cambio, mucho más común.El recorrido, esencial para los intrépidos senderistas, forma parte del programa oficial de rutas de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, y la amparan los planes de protección y conservación de la Cuenca del Río Lozoya y de la Sierra Norte. Y es única en la unión de agua, flora y fauna. Lo peor es la necesidad de acudir hasta allí en transporte privado (A1 desvío Valle de Lozoya y Rascafría- M-629 hasta llegar al pueblo de Canencia y después el Puerto, donde comienza la ruta). Por si acaso los bosques de cuento dan mucho miedo, o ésta es la excusa perfecta para disimular el cansancio, Canencia ofrece alternativas como la Senda Educativa de Mojonavalle y un área recreativa y de descanso bastante completa en pleno Puerto de Canencia. Para comentar las mejores jugadas.