Audiencia Nacional
Pumpido la lía
Vaya polvareda política se ha organizado. Este Gobierno no ha salido de un charco cuando se tira de cabeza al siguiente. Porque, o lo dicho por el fiscal general del Estado es falso y, por ello, una barbaridad incompatible con el desempeño de tan alto cargo institucional; o es verdad y entonces la acusación que hace es de tal gravedad que merecería la destitución inmediata de Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior. ¿A quién puede ocurrírsele acusar a la Policía Nacional, públicamente, de no atender las indicaciones de la Fiscalía del Tribunal Supremo para investigar las candidaturas «tapadera» de la banda terrorista ETA y sólo hacer caso al juez instructor de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón? Pues a Cándido Conde-Pumpido. Al fiscal general, ni más ni menos. ¿Es o no es un nuevo lío de este Gobierno? Aunque, ante tan espinosa acusación, naturalmente, a quien le tocaría mover ficha es al propio presidente Zapatero. ¿Sería impensable que tan enorme acusación –que incluso debilita al Estado de Derecho en su lucha contra el terrorismo– fuese sólo el fruto de problemas personales entre Pumpido y Garzón? Pues, por desgracia, no es descabellado pensarlo. Aunque colocar en el disparadero, por cuitas particulares, a todo un colectivo que se juega la vida para garantizar la seguridad y la libertad de los españoles, sea cruzar la línea roja que marca la sana vida política y judicial de un país democrático.
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