Galicia
Rajoy se trajo la victoria
Lo daban por muerto… Y no pocos lo deseaban. Sin embargo, el PP de Rajoy ha ido más allá de las expectativas. Alberto Núñez Feijóo ha ganado en Galicia. Lo ha hecho, además, con mayoría absoluta, lo que le permite gobernar. Éxito de Feijóo y, sobre todo, de Mariano Rajoy.Nunca a un líder nacional del Partido Popular se le ha juzgado por unos resultados autonómicos. Es lógico. Pero, con los ánimos en la familia popular tan a flor de piel, esta victoria gallega seguro va a saborearla Mariano Rajoy con exclusivo gusto. Y más después de esa morrocotuda campaña electoral, tan personal, puerta a puerta, mirando a los ojos de la gente, a la vieja usanza, en su tierra, de donde vuelve con una significativa victoria, elevándose sobre la caza a su partido puesta en marcha a la limón entre el juez «socialista» Baltasar Garzón y PRISA.A Feijóo, lógicamente, le va a tocar ahora dar soluciones en Galicia. Durante una legislatura el Gobierno de socialistas y nacionalistas se ha preocupado de sus manías ideológicas y de ostentar un lujo hortera, a costa del Presupuesto, que ha acabado con la paciencia gallega. El PP tiene ahora que gobernar en tiempos revueltos. No sólo porque es su compromiso, sino porque el conjunto de los españoles va a buscar soluciones a sus problemas allí donde gobierna. Ya que, en este 1 de marzo, las urnas gallegas han dicho que Zapatero no es la mejor respuesta a los problemas que acechan.De ahí que se abran tiempos nuevos también en la política nacional. Las gallegas deben curar heridas, tapar muchas bocas en el PP y convertir –de nuevo– a Rajoy en el sólido líder de una oposición unida e ilusionada en su objetivo hacia el Gobierno. Punto y final a mirarse el ombligo. Toca cerrar filas, agrandar filias y arrinconar tantas fobias que estos últimos meses han estallado en su seno. El debate más interesante, sin embargo, va a abrirse entre las filas del Partido Socialista. No es fácil pensar que el liderazgo de Zapatero sea cuestionado de momento abiertamente. Aunque sus políticas, sus ministros, sus alianzas y la «baraka» de invencible de la que siempre ha gustado adornarse al líder socialista, desde ayer, andan en entredicho. En Ferraz ya hay muchas dudas. La crisis económica también pasa cruda factura al PSOE. De poco sirve enmascarar el fracaso gallego socialista cargando las tintas contra Pérez Touriño. En La Moncloa, a más de uno hoy le tiemblan las piernas.
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