Cuba
«Raúl busca acercarse a Obama»
óscar espinosa chepe / disidente cubano
madrid- Espinosa es un oasis en un desierto cubierto de propaganda castrista. Es casi el único economista fiable en un país sin estadísticas oficiales, un ministerio concentrado en su cerebro, un recolector de datos independiente. No conoce el odio -«no deja pensar», afirma- pese a haber sufrido dos purgas: la primera, en los 60, le enfermó de toxoplasmosis tras una condena de dos años recogiendo guano de murciélago y la segunda, en la ola represiva que dejó 75 disidentes encarcelados en la primavera de 2003, aún le tiene encerrado en casa con una licencia extrapenal por enfermedad. «No puedo salir de La Habana, tampoco de Cuba», ríe. - ¿Qué futuro le espera al castrismo con esta aguda crisis? - Es un modelo disfuncional, pero también hubo personas que se aprovecharon de él. El propio Fidel nunca fue comunista. Tenía sueños de poder absoluto. Era un dios capaz de reunir a un millón de personas y convencerlas de lo que fuera. Pero usó ese poder para engañar. El paraíso que soñábamos se convirtió en el infierno. - ¿Cree las «reflexiones» de Fidel desligándose de los purgados Pérez Roque y Carlos Lage? - Dudo de sus palabras porque los dos son ahijados suyos. Llegaron donde están por la ayuda de Fidel. Lage aún es inteligente, pero Pérez Roque era muy abyecto, un talibán. Sólo a Fidel se le ocurriría nombrar como canciller a un hombre tan poco diplomático. Igual pasó con Roberto Robaina, su antecesor: lo puso Fidel y acabaron con él. Ahora es pintor de cuadros, en La Habana, tiene un miedo terrible y no habla ni con su sombra. Aquí cuando te «pitan» te acusan de un millón de cosas. Como Carlos Aldana, al que se consideraba el «tercer hombre» del régimen y al que aniquilaron en 1993 acusándolo de corrupción. A todo el que han utilizado lo botan y lo destruyen. El castrismo es una máquina aniquiladora de personas. La suerte de ellos es que al menos no los van a fusilar. Este artículo de Fidel ha causado estupor porque Pérez Roque fue su mano derecha. - ¿Considera entonces una mera justificación las acusaciones? - Lo de calificarlos de «indignos» y acusarlos de «coquetear con el enemigo» es una justificación para probar que Raúl aún le consulta. Tiene un ego tan grande que los delirios de grandeza le llevan a dar consejos al mundo entero cuando el país se le cae a trozos. Cuba se le queda chiquitita. - ¿A qué atribuye esta purga? - La situación de Cuba es insostenible. El 84% de los alimentos son importados, la mayoría de EE UU, y el 55% de la tierra cultivable está ociosa. Los campesinos están trabajando descalzos. Con uno de los niveles educativos más elevados de Iberoamérica, los abogados, ingenieros, físicos nucleares... están de maleteros en los hoteles porque allí ganan más que un cirujano. Lo asombroso es que la gente siga trabajando. El país vive una huelga sorda y no hay reservas nacionales. En este contexto, con la única ayuda de Venezuela, en peligro por la crisis, Raúl Castro ha dado vueltas por el mundo buscando pan. Sin embargo, ni Rusia ni Irán pueden garantizar ayuda así que, ya que EE UU es el cuarto socio comercial, y la mayoría de las remesas llegan del exilio, Raúl ha buscado quitarse de en medio a los talibanes que seguían, como Fidel, atacando a Obama. Busca acercarse a Washington. - ¿Ve posible un acercamiento entre Washington y La Habana? - Sé que hubo miembros del Partido Comunista que brindaron cuando ganó Obama. Los negros cubanos le ven como un héroe y Raúl lo sabe. Fíjese que creo que el presidente, que es un pragmático, se llevaría mejor con Obama que con Chávez. En Cuba se tolera todo menos ser un pesado. Raúl lo aguanta porque vivimos de él.
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