Copa del Rey

Sevilla

Raúl «reaparece» con tres goles y pone la Liga al rojo vivo

El capitán golea al Sevilla, mantiene las ilusiones ligueras del Madrid y la persecución al Barça, ahora a cuatro puntos

RAÚL celebra su tercer tanto en presencia de Sergio Ramos y Prieto
RAÚL celebra su tercer tanto en presencia de Sergio Ramos y Prietolarazon

A Juande Ramos le recibieron en el Sánchez Pizjuán a billetazo limpio y le despidieron con menos silbidos que a Manolo Jiménez. Es el fútbol. El Sevilla, con la tercera plaza en juego, sucumbió. Le goleó el Madrid (2-4), que desde que llegó Juande a su banquillo ha declarado al Barça en busca y captura y le tiene a tiro de cuatro puntos. Raúl, el discutido Raúl, el mejor socio de su entrenador –y éste ha logrado ocho triunfos seguidos a domicilio y lleva 18 jornadas invicto–, obró el milagro. Con un equipo armado con los restos de fin de temporada, tras las lesiones, las sanciones y los escándalos, hubo victoria. Cargó el capitán con el rastrillo a sus espaldas, metió tres goles y reivindicó el espíritu del madridismo y la lucha por el título. El sábado, en el Bernabéu, otra entrega, la más importante, porque el Madrid recibe al Barça. No va más.Para jugar por las bandas, el Sevilla cuenta con Navas, Capel y, además, Perotti, un agradable descubrimiento procedente de Argentina. Para hacer daño por los extremos, el Madrid no tiene a Robben, lesionado, ni a Palanca, que no desentonó cuando Juande le hizo debutar en el Camp Nou y se olvidó de él, ni con Faubert, fichado para hacer bulto; pero se le aparece Metzelder... Si el fútbol que desequilibra partidos tiene su origen en las bandas, no es de extrañar que a los 16 minutos el Sevilla fuera por delante: Perotti centró y Renato cabeceó. Gol. Sergio Ramos no evitó el envío y Cannavaro y Metzelder vieron al rematador cuando el sevillismo festejaba el tanto.Hasta la media hora, el Sevilla acechó a Casillas, por medio de Kanouté, que cruzó demasiado un centro de Adriano desde la izquierda, y de Perotti, que le tiró a bocajarro. Iker farfulló. El Madrid estaba maniatado, pediatado y cerebralmente anulado, hasta que apareció Higuaín, que no es extremo, aunque a veces se mueve por la zona. Higuaín es todoterreno y, además, fino estilista, parte del alma blanca en estos tiempos de miseria argumental y zozobra. Suyo fue el primer disparo que heló la sangre de Palop, y el segundo. Sin embargo, aunque parecía la única tabla de salvación de su equipo, en pos del Barça, no intervino en el empate, cumplido ya el minuto 45. Ramos pasó de tacón a Metzelder, que subía por su banda, centró, Raúl se adelantó a Escudé y marcó. La remontada ante el Getafe comenzó en ese instante. La novedad, el «extremo» Metzelder, al fin resultón.Sin bandas, con parches como Marcelo y Ramos para cubrir las ausencias y justificar la débil estructuración de la plantilla, desequilibrada y rala; sin órgano rector, de ahí reacciones como las de Marcelo y Pepe; con un vacío de poder que exige a gritos un cambio de directiva y de dirección deportiva; en suma, con tantas carencias, el Madrid late y respira. Correspondía por tanto a Manolo Jiménez cortarle el suministro.Aunque dispuso de las ocasiones más claras y dominó, el Sevilla no ganó en la primera parte. Kanouté apenas intervino, ni Navas, ni Romaric, Duscher o Adriano. La garra de Lass, ¡bienvenido!, el toque esporádico de Guti, la ambición de Higuaín y la repentina aparición de Raúl bastaron para restablecer el equilibrio inicial.No tocó Juande el equipo en la segunda parte; Jiménez, sí. Sin profundidad, con Kanouté perdido allí arriba, retiró a Duscher y metió a Luis Fabiano. Más pólvora... Mojada. La dinamita, en los pies de Raúl, redivivo y portador de los valores eternos del Madrid, el que da la cara cuando el presidente de turno mete la gamba, el que recrimina a Pepe y a Marcelo su comportamiento y les enseña que con ese escudo se lucha durante noventa y tantos minutos. El que en muchos partidos abarca más que aprieta y en otros, como éste, es capaz de enganchar lo que queda del Madrid a la estela triunfal del Barça. ¿Cómo? Así: minuto 63, centra Torres desde la banda izquierda y Raúl vuelve a anticiparse a Escudé, 1-2. Minuto 66: centra Higuaín desde la banda derecha, a Palop se le escapa el balón y Raúl, el oportunismo al poder, logra el 1-3. Hacía seis años, desde los tiempos de Ronaldo, Beckham, Figo y Zidane, que el capitán no metía tres goles en un partido. Le relevó Huntelaar. El sevillismo no le reconoció el mérito. El Madrid vive por él.Acortó distancias Capel, remate desesperado, y Marcelo, cuando el árbitro miraba el reloj, hizo el 2-4. Venció el Real, sin extremos, pero por las bandas y con el olfato de Raúl. ¿Hay Liga? Gracias al Barça y al Madrid, sí.