Sevilla

Saber vivir

La Razón
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En estos días de calor sahariano, ¿dónde se imaginan que ha ido esta oportuna servidora de Vds? A Sevilla, naturalmente. A Sevilla capital no, a cierto sitio de la provincia de Sevilla muy semejante al paraíso cuyo nombre no estoy autorizada a divulgar, so pena de sanción de Quino y Manuela, guardianes de la ortodoxia del lugar. «No cuentes nada, que luego se llena esto de gente tocando el claxon. El que tenga que venir, vendrá; está escrito». El caso es que para llegar allí hay que dejar atrás el páramo sevillano, un lugar en el se sabe que la mangosta africana pediría una baja por sofocón. Una, hábil, va en coche por esa zona tórrida y llana a las cuatro de la tarde. Más aún, a esa hora aproximadamente una provoca al conductor: «¿Paramos?». Bajo el fantasma de la bronca, efectivamente, paramos en una venta. Al salir una se siente como esa enfermera japonesa al levantar el edredón bajo el que se cobija un luchador de sumo con cuarenta y pico de fiebre. En la venta hay un patio con geranios y con buena pinta para estar ahí de noche o en día de brisa: en cualquier momento menos en ése. La parte cerrada está oscura, no entra ni una rendija de luz. Está fresco, no hay aire acondicionado pero se tiene la sensación que se tiene en una bodega. Al final, una barrita y, tras la barrita, una señora muy bien peinada, sentada en una sillita, ve la telenovela. A su lado, un jamón muy bien cortado. Buenas tardes, buenas tardes, qué va a ser. Iba a ser un triste agua mineral, pero mire, me va a poner una cervecita, ya que estamos, mejor dos, una de ellas sin alcohol, maldito sea el carné por puntos. Dos vasitos fríos, del congelador. Dos cervecitas frías frías, perfectas en esa barra tan acogedora. La señora pone también unas aceitunas de la zona, de esas aplastadas y un poco amargas, maravillosas. Lo mejor de todo: las aceitunas están frías, también de la nevera. Un sitio oscurito y fresco, una cerveza y unas aceitunas frías: con qué poquito pasa uno de estar mal a estar bien, por qué poco dinero, sólo con talento. Lo que es saber vivir, sin Torreiglesias ni nada.