Parados de larga duración
Salgado a favor de abordar la reforma laboral en el diálogo social
CC OO emplaza a Zapatero a aclarar si comparte o desautoriza las opiniones de la ministra.
El Gobierno empieza a ser cada vez más consciente de que, sin una reforma laboral, las cifras del paro que afecta ya a más de cuatro millones de personas y alcanza un récord histórico, no van a encontrar suelo. Ayer fue el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, quien se mostró a favor de esta reforma para frenar la sangría del paro y evitar que la tasa de desempleo, añadió, situada en el 17,36%, sea «mucho mayor» que la del resto de Europa, como sucede en la actualidad. «Algo estaremos haciendo mal cuando la situación es ésa y yo creo que sí convendría hacer una reforma», opinó Ocaña en declaraciones a RNE recogidas por Ep.
Se une así a la tesis defendida por el actual secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, quien hace unas semanas admitió sentirse «cómodo» con la propuesta de reforma del mercado laboral del manifiesto de los «100 economistas» que él mismo firmó antes de ser nombrado número dos del Ministerio de Economía.
«Un año difícil»
Ocaña añadió que el problema «más gordo» que tiene actualmente la economía española es el desempleo, donde el ajuste todavía no ha llegado a su fin. «Este año va a ser difícil y todavía nos encontraremos con malos datos de empleo y en las cuentas públicas», admitió el secretario de Estado de Hacienda.
La ministra de Economía, Elena Salgado, durante una visita a la Agencia Tributaria de Madrid y acompañada de Ocaña y del director de la Agencia Tributaria, Luis Pedroche, se mostró también partidaria de una reforma laboral, eso sí, «en el marco del diálogo social que mantiene el Gobierno con los interlocutores sociales, pero sin que incluya propuestas para abaratar el despido», puntualizó. «Estamos de acuerdo en que el diálogo social pueda impulsar medidas que vayan en esta dirección», señaló Salgado a preguntas de la prensa y aseguró que tanto los secretarios de Estado de su departamento como ella misma han puesto de manifiesto en numerosas ocasiones la necesidad de romper la dualidad del mercado laboral española y su alta temporalidad.
La ministra explicó que esta última condición dificulta los procesos de formación en el mercado de trabajo y que, por tanto, tienen que reducirse si de verdad quiere desarrollarse un nuevo modelo económico en el que la formación y la capacitación de los trabajadores jueguen un papel «más importante».
Aunque en su opinión es «habitual por parte de algunos» comenzar hablando de la reforma del mercado de trabajo y terminar hablando de despido. «En esa dirección, como ha dicho el presidente del Gobierno, no vamos a estar», añadió.
Las declaraciones, tanto de Ocaña como de Salgado, no fueron bien recibidas por los sindicatos. Comisiones Obreras (CC OO), a través de un comunicado, emplazó al Gobierno a que «aclare», de una vez por todas, si «comparte o desautoriza» opiniones como las citadas, poniendo en cuestión «las solemnes declaraciones del propio presidente», añadieron. El portavoz de CC OO, Fernando Lezcano, consideró que «algo no funciona en la estructura del Gobierno» cuando su presidente hace un llamamiento a impulsar el diálogo social, sin la reforma laboral en el orden del día, mientras que algunos de sus miembros sugieren justamente lo contrario. «O una cosa o la otra», advirtió Lezcano.
No a la conflictividad
Pero la estrategia de José Luis Rodríguez Zapatero pasa por esquivar la conflictividad social que vendría derivada de la aprobación de una reforma laboral de carácter unilateral. Lo demostró la semana pasado en el Congreso de los Diputados cuando dio marcha atrás en la presentación de la enmienda que pactó junto a CiU y en la que recogía su compromiso de «impulsar un acuerdo social que permita hacer frente a los problemas estructurales del mercado de trabajo, entre otros la dualidad, los problemas de la negociación colectiva, las políticas activas y pasivas en relación con el papel que puede desempeñar en ellas el sector privado y la ampliación de la cobertura por desempleo». Un acuerdo que contó con el rechazo de los sindicatos porque interpretaron que ponía en cuestión el diálogo social.
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