Música

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Sara Montiel tuvo que suspender su espectáculo por falta de público

Sara Montiel tuvo que suspender su espectáculo por falta de público
Sara Montiel tuvo que suspender su espectáculo por falta de públicolarazon

Ahora ya puedo contarlo sin perjudicar a la siempre escuálida taquilla. No fue ningún éxito que se diga, y nadie entiende que Sara Montiel se dejase enredar –¿o acaso se enredó por una amistad más tonta que ciega?– en esa especie de bodrio, espectáculo inclasificable con aspiraciones de revista y trascendencia, más parido que urdido por una ex de José Luis López Vázquez. Mejor no citar a la autora de semejante engendro que ni la veteranía escénica de Saritísima supo ordenar. Era una absurda sucesión de actuaciones, como una gala de estrellas encabezada por Tony River, y la físicamente espléndida Eva Santamaría, ahora enredada con el sesentón Máximo Valverde.

 


Taquilla desierta

 

Si en niveles de pobreza creadora marcó un hito este «Tú sí que vales, Loli» –y no valía–, el espectáculo ha batido un curioso récord. Y hasta hizo historia, porque ni los más viejos del lugar recordaban algo semejante: una función tuvo que ser suspendida por falta de público. O lo que es igual, aunque diferente: había más gente en el escenario, los siete actuantes, que personas en la platea del Muñoz Seca, que Enrique Cornejo no ha pisado, aunque es empresario de sus paredes, avergonzado de lo que allí representaban. Hay un reglamento para espectáculos que permite cancelar en casos tan extremos, y fue lo que hicieron ante el desconcierto regocijado de los tres incautos que habían pasado por taquilla.

 

Más enjundia, interés y hasta preocupación genera el anuncio de que Paco Gordillo, el mejor mánager español de todas las épocas, prepara sus memorias. Y con ellas, inevitables secretos, recuerdos, citas y alusiones a los tres «grandes» que jalonan una carrera rematada con las traiciones de Pasión Vega y Pastora Soler. Ingratitud tiene nombre de mujer. Ya la sufrió cuando Rocío Jurado, para la que montó aquel «Señora» escénicamente dramatizado que su hermano Amador arrastró hasta que quedó calvo el zorro blanco que la chipionera lucía sobre un hombro.

 

Menos ingrata se comportó Marisol en una «rentré» propiciada por Gordillo. Paco aupó, apoyó, aconsejó y soportó a Rocío –ayer se cumplían tres años de su desaparición–. Cuando estaba en la cumbre, le dejó para colocar a su hermano, que había aprendido de Paco. Pero resultó un mal alumno: no aportó nada a la grandeza de la Jurado y empequeñeció sus espectáculos, conciertos y recitales.

 

Estas memorias son plato apetecible aunque a la discreción de Gordillo se une su señorío. Seguro que cuenta y no acaba. Pueden salirle unas obras completas en forma de Episodios Nacionales. Porque el trío se las trae.