Extrema derecha
Sarkozy quiere rediseñar el mapa galo
PARÍS- La Francia de 2014 podría dejar de parecerse a la de 2009. Si su fisonomía geográfica no corre el riesgo de verse transformada, sí podría hacerlo a nivel administrativo. Con sus 22 regiones metropolitanas -más los cuatro territorios ultramarinos-, sus 100 departamentos y las más de 36.000 comunas que la vertebran, Francia ofrece hoy un complejo entramado territorial que las sucesivas leyes descentralizadoras no han acertado a desenmarañar. Un opaco «mil hojas» que el presidente francés se ha propuesto simplificar para acabar con los encabalgamientos competenciales y lograr que este mastodonte deje de ser la espita por la que cada año se escapan colosales sumas en concepto de financiación territorial cuya finalidad y gestión, en muchos casos, carecen de control. Los objetivos son ambiciosos y la reforma delicada. Afecta a muchos escalones de decisión a nivel local y Nicolas Sarkozy es plenamente consciente. Por eso el líder galo acogió ayer con discreción, y cierta tibieza, el informe encomendado a Edouard Balladur. No porque discrepe de las veinte proposiciones realizadas por el ex primer ministro conservador, a las que dio su visto bueno general, sino porque en estos momentos de crisis económica y social parece poco oportuno abrir un nuevo frente de protesta. Así que Sarkozy se ha concedido cuatro meses para que su Gobierno consulte, dialogue y negocie con todas las partes implicadas antes de traducir esas medidas en un proyecto de ley marco que el Parlamento debatirá en otoño. La más controvertida de esas propuestas contempla reducir las 22 regiones actuales a sólo 15, sobre la base del voluntariado. Es decir, impulsando que las propias regiones y departamentos que lo deseen manifiesten su voluntad de fusionarse entre sí. Para que el «lifting» sea lo menos doloroso posible, Sarkozy se ha cuidado mucho de no imponer un rediseño territorial que podría herir muchas sensibilidades identitarias. De hecho el informe no detalla qué regiones podrían desaparecer pero parece seguro que los vasco-franceses, catalanes del Rosellón y bretones seguirán siéndolo en 2014, fecha en que debería entrar en vigor. Incluso Bretaña podría verse premiada al recuperar el departamento de Loire-Atlantique que históricamente integraba su territorio y que administrativamente depende de la región País-del-Loira cuya fusión sería otra de las alternativas. La posibilidad de verse desmembrada y diluida entre sus regiones fronterizas, ha llevado al presidente socialista de Picardía (norte de Francia) a recabar 70.000 firmas para oponerse a una hipotética disgregación. El Ejecutivo galo no esconde además su intención de reducir el número de cargos públicos en las distintas administraciones territoriales y unificar en un solo escrutinio la elección de los consejeros regionales y departamentales, reuniéndolos además en una misma asamblea, pero Sarkozy espera más «precisiones» antes de tomar decisiones. El presidente francés busca con esta reforma clarificar «quién decide qué» y evitar los solapamientos de competencias. Su puesta en marcha estará acompañada de una reforma de la fiscalidad territorial que incluirá un nuevo dispositivo para compensar los 22.000 millones que las administraciones locales dejarán de ingresar con la desaparición de la tasa profesional que grava la actividad económica. Entre los proyectos que se han aplazado, el polémico nacimiento de un «Gran París» de seis millones de habitantes. Antes de pronunciarse sobre la ampliación de la capital a los tres departamentos colindantes, Nicolás Sarkozy espera las conclusiones del secretario de Estado que ha nombrado al efecto y las propuestas que ha solicitado a una decena de arquitectos y urbanistas.
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