India

Se reparte hambre

La Razón
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Ningún padre, cuando su hijo le pide un pez, le da una serpiente, ni cuando le demanda pan le entrega una piedra. Está en los Evangelios y está en la vida, porque la pobreza une más que la opulencia. Cuando no hay ni pez ni pan y sólo hay hambre para repartir, los hermanos son más hermanos. En la España de la miseria, lo primero que aprendían los niños era a dividir: cuatro comensales y tres huevos, ¿quién le pone el cascabel a la gallina? En los últimos meses, el trabajo de Cáritas, que es la institución más respetable en la lucha contra la injusticia social, se ha multiplicado por mil, y nos lleva a demandas de ayuda urgente de hace cuarenta años, cuando a los mendigos se les aplicaba la Ley de Vagos y Maleantes. Zapatero le podría encomendar a Cáritas el Ministerio de la Pobreza, de nueva y provocadora creación, dándole el mejor trato en los Presupuestos Generales del Estado. También se quedaría muy tranquilo porque, tratándose de una institución vinculada a la Iglesia, a quienes piden sopa y zapatos no se les pregunta si han ido a misa, ni siquiera si creen en Dios.Ayer mismo, en Lepe, Cáritas ha atendido a 24 inmigrantes que llevaban varios días sin comer y que se estaban muriendo de hambre. Según el informe oficial, ese «morir de hambre» no es una figura retórica ni un tremendismo narrativo, sino que se corresponde, precisa y vergonzosamente, con los territorios de la inanición, de la debilidad extrema y de la muerte. Fueron dos docenas los atendidos en trámite urgente, pero al parecer hay casi un millar de personas en esas mismas condiciones; inmigrantes, en su mayoría, que han visto frustrado su sueño español, y que no tienen dinero ni para comer ni para regresar a sus países de origen.Uno se pregunta si, a estas alturas del siglo XXI, y cuando algunas comunidades autónomas subvencionan programas para conocer la sexualidad de la mosca del vinagre, nadie ha pensando que en Lepe, y en otros muchos sitios, y a veces hasta en venerables viviendas del casco antiguo de las grandes ciudades, hay personas que se mueren de hambre. Es más fácil y más agradecido para los políticos hacerse una foto en India junto al cadáver de Vicente Ferrer que seguir su ejemplo.