Conciliación

Sentido crítico

La Razón
La RazónLa Razón

Los españoles tenemos cierta tendencia a ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro. Esta realidad, trasladada a los «hooligans» de los partidos políticos, es incalificable. Hace semanas que se escuchan y leen severas críticas a la Conferencia Episcopal por haber pedido el voto para el Partido Popular, lo que no es cierto, porque, en su documento, los obispos españoles no mencionaban a ningún partido. Sin embargo, esas mismas voces censoras con la supuesta intromisión de la Iglesia en cuestiones políticas, callan ante la descarada injerencia de la Junta Islámica pidiendo explícitamente el voto para el PSOE. También esas personas, que exhiben un agudo sentido crítico cuando se trata de descalificar iniciativas a favor del centro-derecha, alaban las que proceden de la izquierda, como en el caso de la parodia de los artistas, que no intelectuales, cuando manifiestan su apoyo al presidente, simulando un acento circunflejo con el dedo índice. El mérito de estos hombres y mujeres no es excesivo, teniendo en cuenta que todos ellos pertenecen a la SGAE, el club privado al que el Gobierno Zapatero ha regalado 180 millones de euros gracias al canon digital. Bastante más valor demuestran esos 160 ciudadanos anónimos, que con su propio dinero han elaborado un vídeo anunciando que rompen con Zapatero y que, además, ofrecen 240 razones para hacerlo. Como se dice vulgarmente, se lo han «currado» y sin la promesa de recibir a cambio ninguna canonjía.

No puedo transmitirles la indignación en el mundo de la autoproclamada «progresía» si Rajoy hubiese protagonizado un «off the record» como el de Zapatero, en el que confirmaba su intención de tensionar-crispar la campaña y dramatizar los acontecimientos para movilizar así a quienes no soportan el «facherío» del PP; a esos jóvenes pasotas y, en muchos casos, antisistema, que fueron a votar el 11M del 2004 cuando el PSOE se pasó la jornada de reflexión por el arco del triunfo, según expresión de Henry Miller. Atención este año a la jornada de reflexión, que coincide con el día de la mujer trabajadora y que, sin demasiadas dudas al respecto, querrá ser utilizado por los «progres» para conseguir el voto femenino. Pero han de tener cuidado con la demagogia en este asunto, porque, en España, fue la denostada derecha la que empezó a legislar para luchar, por ejemplo, contra la violencia de género o para incentivar el acceso de la mujer a la vida laboral. Catorce años de Gobierno «progre» socialista no fueron suficientes para preocuparse en implantar medidas de discriminación positiva a favor del sexo débil. El Gobierno de Zapatero se comprometió a penalizar a las empresas que pagaran menor salario a la mujer y no sólo no lo ha hecho, sino que durante su Legislatura ha crecido la diferencia hasta alcanzar el 43 por ciento. Y es que el programa electoral lo aguanta todo, pero luego hay que cumplirlo, porque en el Gobierno de ZP pasa como con las revistas sensacionalistas que atraen la atención con titulares escándalos, que no se compadecen con el contenido del texto. No dejaré de aplaudir a un gobierno paritario, siempre que la paridad se mantenga en los segundos y terceros niveles y no como sucede ahora, que hay una mujer cada cuatro hombres.