«Siempre me tachan de triste»

Con veintiocho años recién cumplidos, Concepción Mendevil, más conocida como Conchita, nos recibe con su sempiterna guitarra, camiseta de tirantes y una amplia sonrisa. Ahora se encuentra metida de lleno en la gira de presentación de su segundo álbum «4.000 palabras», número que hace referencia a la totalidad de palabras que aparecen en este trabajo.Finlandesa de nacimiento y madrileña de corazón compone sus propios temas tomando como base experiencias personales, aunque, en ocasiones, «las letras son malinterpretadas. Por ejemplo el primer single, "Cuéntale", no habla de amor como todo el mundo cree, sino de que si hay alguien en algún lugar que mueve los hilos de mi vida, debe saber que no le necesito, que soy fuerte», explica la cantante. Además, añade que aunque este tema le gustaba para presentar el disco, ella hubiese preferido utilizar «Dónde lo guardo» o «Un trocito de aire».Alegría mentirosaA lo largo de las catorce canciones que conforman el álbum hay amor y desamor. «Hablo de prejuicios, pero, sobre todo, tiene mucho de una mala racha que por suerte ya ha pasado», afirma. En definitiva, «es un disco mucho más positivo que el anterior, con nuevos ritmos y siempre bajo mi estilo, pero con canciones que transmiten una alegría mentirosa, porque al principio te dan buen rollo, pero cuando escuchas su significado detenidamente, no tanto», comenta la cantante. Sus comienzos vinieron de la mano de una guitarra que le regalaron y de los conciertos que daba en un pequeño local madrileño, «El Búho Real». «Tengo muy buenos recuerdos de aquellos tiempos, allí era donde se hablaba puramente de letras y de música, sin pensar en la parte comercial». Y fue precisamente en ese ambiente en el que conoció a personas que compartían sus mismos sueños y esperanzas de futuro que La artista ha conseguido hacer realidad. El éxito le ha sobrevenido en estos tres años de andadura musical en forma de un disco de platino y la satisfacción de haber permanecido durante 70 semanas en la lista de los más vendidos en España con «Nada más». Sin disfracesA su corta edad ha conseguido hacerse un hueco en el complejo mundo de la música y, a pesar de ello, aún no asimila el ser reconocida por la calle y firmar discos a sus «fans». Además, se siente orgullosa de haberse mantenido fiel a sí misma desde el principio. «Siempre he podido actuar como soy, ser yo misma, sin disfraces», comenta. Pero si de algo se queja la artista es de la imagen que la gente suele tener de ella. «Desde el principio me han colgado el cartel de triste y melancólica, y no es así, soy muy alegre, y positiva, y siempre trato de buscar una salida a mis problemas», explica.Ahora, su gran ilusión es poder colaborar con una persona a la que admira, Jorge Drexler.