Barcelona
Siete centímetros para un trasplante de riñón pionero
La Fundación Puigvert realiza con éxito dos trasplantes renales aplicando una técnica minimamente invasiva.
«No se ha realizado antes porque es un técnica muy difícil», que requiere horas de práctica y experiencia, apuntó el cirujano Antoni Rosales. Pero el trasplante de riñón por vía laparoscópica es ya una realidad. La Fundación Puigvert así lo evidenció ayer en Barcelona presentando el primer trasplante de riñón del mundo a través de una incisión de apenas siete centímetros de longitud.
Esta técnica, mínimamente invasiva, viene aplicándose con regularidad en la extracción de riñones y otro tipo de intervenciones desde hace una década. Y es que poder operar a través de pequeñas incisiones y con la ayuda de instrumental óptico de alta definición colocado en la cavidad abdominal supuso una «revolución».
No sólo para los profesionales, sino sobre todo para los pacientes. La laparoscopia permite minimizar las secuelas quirúrgicas, como las cicatrices, el dolor y la recuperación postoperatoria. Pero, «¿por qué no extrapolar los beneficios de esta técnica a los que necesitan de un trasplante?». Y así, la Fundación Puigvert se planteó un nuevo reto. No obstante, para realizar un trasplante de riñón con éxito por vía laparoscópica, faltaba dominar cómo llevar a cabo la sutura vascular, es decir, la conexión entre los vasos sanguíneos del paciente y el riñón donado, lo más rápido posible y con poco espacio para maniobrar. Una fase de la operación «muy compleja», explicó Rosales, y crucial para la actividad del órgano.
Así, tras 1.700 intervenciones laparoscópicas y numerosas horas de práctica en el laboratorio experimental, el equipo de trasplante, coordinado por Rosales, realizó el primer trasplante de estas características hace dos semanas. Y otro, a la semana del primero. Las pacientes, de constitución delgada y de mediana edad, han evolucionado bien tras la operación de más de tres horas. Ambas recibieron el órgano de un donante vivo. De hecho, la primera de ellas ya está en casa tras catorce días de observación en el centro sanitario y «su funcionamiento renal es normal». De momento, la selección de pacientes que pueden someterse a esta cirugía es muy exhaustiva, aunque «la técnica avanza muy rápido, y a medida que vayamos adquiriendo experiencia, podremos ampliar el perfil de enfermos», explicó Rosales. Seis profesionales y el robot Da Vinci han hecho posible este salto cualitativo en la historia del trasplante renal.
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