Ciclismo

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Sin caretas

La Razón
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Apocas horas de sumar el segundo Tour, con 26 años –Indurain ganó el primero con 27–, y cuando parece que ya nada, salvo una catástrofe, le privará de reinar en los Campos Elíseos, Alberto Contador ha dado una pista más del infierno que ha vivido por ser un ciclista excepcional. Su desahogo en TVE al concluir la penúltima etapa, ahora que se sabe triunfador, resulta esclarecedor: «He vivido dos carreras, en la bici y en el hotel».El pasado 30 de junio, denuncié en los «Cuentos chinos» la celada que le habían preparado entre Mónaco y París: «Contador no tendrá más ayuda que la del masajista. Armstrong correrá apoyado por siete ciclistas; Alberto, solo. Solo contra Armstrong, contra Bruyneel, contra Evans, contra todos. Rezará cuando pinche, cuando necesite agua y por cualquier problema. Su director le ha preparado una emboscada». Ojalá clavara así los pronósticos quinielísticos... Ni Bruyneel ni Armstrong han tenido con Alberto la consideración que demostró él ayer con «Livestrong», al sujetarse frente a los Schleck por mantenerle en el podio. Antes de subir al Mont Ventoux, Hinault denunciaba en «As» lo que ha padecido Contador: «Mentalmente ha sido agredido desde la París-Niza. Su equipo nunca estuvo con él. El director le critica en vez de reconfortarle y encima le pegan un bastonazo. No han parado de reprocharle». Pero les ha derrotado. El final del túnel es amarillo.