Nueva York
Sorolla se moja en Londres
Pintado en 1915 pero firmado y datado en 1917, «Niña entrando en el baño» es uno de los óleos que Sorolla ejecutó en la playa de La Malvarrosa de Valencia ese primer año. Según afirma Blanca Pons Sorolla, bisnieta del artista y especialista en su obra, en el catálogo de la subasta, «no hay muchos» óleos de esa serie y «son de una gran calidad». El cuadro, que se vendió por 1,9 millones de euros, el precio más alto alcanzado en la sesión, muestra a una niña que corre hacia el mar, un niño tendido sobre la arena y otro menor que juega con las olas cerca de una barca, en una estampa que rezuma espontaneidad y llama la atención por la eliminación radical de la línea del horizonte, informa Efe. Sorolla, a quien dedica el Prado una impresionante exposición, pintó este y otros cuadros mientras descansaba de un gran proyecto que le ocupó mucho tiempo desde 1911: el encargo del estadounidense Archer M. Huntington de una serie sobre las regiones españolas para la «Hispanic Society of America» de Nueva York.
Retrato imponente
Del genio valenciano también se ofreció «Estudio de la playa» (1894-1896), una estampa veraniega de un pequeño barco velero cargado de toneles, que se remató en 121.250 libras (casi 141.000 euros). La gran decepción de la puja fue un imponente retrato de Azorín, uno de los maestros de la Generación del 98, hecho por el pincel de su amigo Ignacio Zuloaga, que no sedujo a ningún comprador pese a que había suscitado expectación. El óleo salió a la venta con un precio estimado de hasta 300.000 libras (348.750 euros), si bien nadie ofreció más de 190.000 libras (220.875 euros) y el lote quedó sin vender. Pintado en 1941, el retrato muestra al escritor de semiperfil sentado junto a una mesa en la que aparecen varios libros y con un sobrio paisaje castellano como fondo. Azorín sostiene en la mano derecha su libro «Pensando en España», dedicado al pintor, y aparece con el rostro enjuto de pómulos salientes y los ojos semicerrados como en meditación, en una pose entre elegante y ascética.
Colección institucional
Tanto por la calidad del retrato como por la importancia del pintor y del personaje retratado, desde el punto de vista de la historia literaria de España, el cuadro de Zuloaga procedente de la familia del escritor, podría haber sido un gran candidato a integrar una colección institucional española, según Marte Enrile, especialista en pintura europea de la casa de subastas. Parecida suerte corrió «Nocturno Cala Murta», de Anglada Camarasa, con un precio máximo estimado de 300.000 libras, que tampoco encontró comprador. Por el contrario, Santiago Rusiñol tuvo más fortuna, y una de sus obras, «Cipreses dorados (Huerta del duque de Gor)», pintada en 1898, se adjudicó por unos 210.700 euros. José María Sert también contribuyó a dejar alto el pabellón pictórico español, al venderse por 145.150 libras (casi 168.740 euros) la obra «El tiovivo».
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