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Nueva York

«Soy modelo porque me veían poco femenina»

¿Qué quieres ser de mayor? Teresa Baca Astolfi (Sevilla, 1985) desea trabajar como periodista o dirigir una agencia de comunicación pero, sobre todo, dentro de unos años se ve siendo una madre rodeada de varios niños. Pretende instalarse en Madrid o en Sevilla, cerca de su gente.

«Soy modelo porque me veían poco femenina»
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«Me llamo Teresa Baca Astolfi y soy modelo porque mi madre quería que me volviese más coqueta. Me llevó a una agencia y me cogieron, así que mi madre empezó a arrepentirse...».

-¿Por qué?

-Todo iba bien hasta que empezaron las ofertas para desfilar fuera de España. Mi madre sólo pretendía que me feminizara un poco y se cerró en banda: hasta que no acabara mis estudios, la moda se quedaba en la cuneta.

-Es una mujer sensata.

-Y tanto. Este mundo resulta difícil para una niña y no sólo porque te deslumbre enseguida, sino por tantas horas de soledad. Hay que saber que este trabajo es un trampolín, una etapa maravillosa en la que no puedes dejar de estudiar nunca. ¿No ha visto la cara que tengo hoy?

-Yo la encuentro muy guapa.

-¡Pero si llevo un montón de días sin pegar ojo!…y no por juergas exactamente.

-¿Tiene problemas de insomnio?

-La auténtica culpable es la carrera de Periodismo y sus exámenes. Mañana es el último y no veo el momento de coger las maletas rumbo a Tarifa con mis amigas. Normalmente mis veranos son tranquilos con mi familia. Adoro estar con ellos, pero esta semana la necesito, me va a venir de miedo y sin duda me recordará a aquel verano cuando tenía 16 años.

-¿El mejor de su vida?

- Fue fantástico… Era la primera vez que me iba de vacaciones con amigas. La sensación de ser por vez primera independiente, de poder hacer lo que quisiera…

-Sin candados de horarios...

-¡Eso es! Recuerdo la sensación de libertad que teníamos todas. Como si la vida nos dijera: «Aquí estoy» y nos lanzáramos en plancha hacia ella. Ese verano fueron las primeras discotecas y sobre todo no tener que dar explicaciones a nadie... lo pasamos bomba. Aunque le aseguro que el mejor está por llegar.

-Quizá sea éste su verano…

-Me temo que no porque me va a tocar trabajar. Solamente tengo la semana de Tarifa, luego preparo maletas rumbo a Nueva York.

-Entonces, ¿vive allí?

-Ha llegado el momento. Antes sólo me iba temporadas porque antes de aterrizar tienes que hacerte un nombre. Ahí están los mejores fotógrafos, las mejores agencias y, si deseas triunfar y convertirte en una «top», debes estar ahí.

-¿No le asusta el cambio?

-Lo tomo como una nueva aventura que implica riesgos, pero cuando me entra miedo me miro en el espejo y digo: ¿quién te iba a decir hace cinco años que ibas a estar aquí? Y sigo adelante. Se trata de una oportunidad que no voy a desperdiciar. Sé que me voy a encontrar mucha competencia y trabajo pero, en vez de asustarme, me divierte. Sé que éste es un trabajo que tan pronto estás arriba como puedes estar abajo, y mientras dure pienso disfrutarlo.

-¿Que haría si los teléfonos dejaran de sonar?

-Por favor, no me haga esa pregunta porque no me ha pasado nunca. Desde que empecé en el mundo de la moda la fortuna me ha sonreído. Si algún día ocurriera lo contrario, trataría de trabajar como presentadora en la televisión y seguir el ejemplo de otras muchas modelos. Y si no, lo que tengo claro es que, como usted, sería periodista, me pondría en el otro lado del escenario y lo seguiría pasando bomba.

-¿Cuál es su meta?

-El secreto de la felicidad es ponerte objetivos que seas capaz de alcanzar y, desde luego, caminar poco a poco y siempre disfrutando del paseo.

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