También van al cielo

Es curioso que en una película, por ejemplo de acción, nos conmueva más ver a un perro salvando su vida tras una explosión, que ver morir a varias personas en un tiroteo. Alguna razón habrá para que los guionistas salven antes a perros que a personas. En el caso de la película «Una pareja de tres», estrenada a principios de año, sucede todo lo contrario. Trata sobre la vida de una familia desde que adopta a un perro como uno más, hasta que éste fallece. Es un reflejo fiel de lo que significa tener perro. Ladran, hay que pasearlos, y si te despistas hacen sus necesidades en el sofá. Aún así, no conozco a nadie que al final de esta película no haya acabado con los ojos húmedos. Tristemente, esta semana me he tenido que despedir de mi fiel compañera Daisy. Durante 15 años, la reina de la casa. El vacío que deja su muerte es tan grande como el buen recuerdo que deja en mi memoria. Son fieles, cariñosos, y nada rencorosos. Algo que les acerca casi a ser personas, y a veces incluso a mejorarlas. Mucho deberíamos aprender. Si el cielo es justo, habrá un lugar privilegiado para ellos.