Salud
Tengo riesgo de infarto
Malestar intenso, mareo y sudoración son algunos de los síntomas. Hábitos de vida saludables y, si es necesario, los fármacos, son la mejor arma para prevenirlo.
El infarto agudo de miocardio es una manifestación clínica aguda de cardiopatía isquémica. Se produce por la obstrucción brusca y total de la luz de una arteria que irriga el músculo cardiaco que lleva a la necrosis (muerte) celular. Por ello, en la mayoría de los pacientes, el infarto agudo se presenta como un dolor precordial que es típico (tiene una presentación singular), con malestar intenso, mareo y sudoración, alteraciones del electrocardiograma debidas al trastorno del impulso cardiaco y ciertas alteraciones en los análisis de sangre.Los médicos, al plantearnos la prevención de la enfermedad preferimos hablar, más que de infarto, de cardiopatía isquémica o, más aún, de aterosclerosis. Ésta se produce por una alteración en las arterias debida a acúmulos de grasas (lípidos) y células inflamatorias formando placas. Las placas de ateroma, con los años de evolución, tienden a ocluir la arteria, inflamándola y produciendo sobre ella fenómenos trombóticos. En el corazón, la trombosis de la placa de ateroma supone una zona a la que no llega la sangre oxigenada, apareciendo un desequilibrio entre las necesidades y la oferta de oxígeno. Esto genera dolor por la isquemia (angina) y si el proceso es severo, muerte celular (infarto). Los fenómenos de aterosclerosis en el territorio cerebral producen ictus y en las arterias periféricas trombosis o claudicación intermitente. A la hora de valorar un paciente por un dolor posiblemente anginoso, hay una serie de factores a tener en cuenta: Es extraordinariamente infrecuente que un niño o una mujer joven tengan un infarto si no hay una enfermedad de base que lo ocasione. Esto ocurre porque la aterosclerosis está favorecida por una serie de procesos llamados factores de riesgo cardiovascular. Algunos no son modificables, pues dependen de la carga genética, del propio envejecimiento o están condicionados por nuestro sexo (los varones tienen un riesgo mayor que las mujeres). Otros son susceptibles de intervención: el tabaquismo, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus o el aumento de colesterol en sangre. Los podemos intentar corregir con hábitos de vida saludables y si es necesario con fármacos.
5 CLAVES
1. Factores-Más prevalencia en personas de mayor edad. -Se da más en los hombres, aunque la frecuencia en las mujeres se iguala a partir de la menopausia. - Antecedentes de cardiopatía isquémica prematura en la familia. -Aumento de las cifras de colesterol total, sobre todo del «malo» o LDL. Disminución de los valores de colesterol «bueno» o HDL.-Tabaquismo. -Hipertensión arterial. -Diabetes y obesidad. 2. Detección Existen sistemas para calcular el riesgo cardiovascular de una persona, que ofrecen la posibilidad de estimar un infarto en los próximos diez o veinte años. En la página web la Semergen se puede estimar la probabilidad de padecer una dolencia del corazón: http://www.semergen.es/semergen2/cda/nav/03/3090.jsp. 3. Qué hacer Adoptar hábitos de vida saludables como dieta, ejercicio y no fumar. Conseguirlo previene la enfermedad y, además, nos hará vivir mejor. Es necesario controlar periódicamente los niveles de colesterol, glucosa en sangre y tensión arterial. El médico decidirá en qué caso es necesario recurrir a los fármacos. 4. Tabaco Abandonar el tabaco hace ganar años de vida. Ésta será más saludable y es la mejor medida para mejorar su riesgo cardiovacular. Realizar ejercicio ayuda a dejar de fumar y disminuye el riesgo cardiovascular. 5. Cómo actuar Las cifras de colesterol que para una mujer de 20 años, no fumadora y sin hipertensión arterial son aceptables, no lo serán para un varón con tensión arterial elevada, que fume y padezca diabetes.
*Colaboración de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria Semergen
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