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Tiempo de Setas
Es el momento de decir a quienes se lanzan a los campos que han de entender y respetar no sólo los entornos, sino también a las gentes que allí viven
Buenas lluvias y gran cosecha de hongos y setas. Una afición creciente que conjuga lo gastronómico con el contacto con la naturaleza. Una buena ocasión para disfrutar de los bosques en otoño. Alegra, claro, ese impulso. Pero también es el momento de decir a quienes se lanzan a los campos que han de entender y respetar no sólo los entornos, que también, sino y por supuesto, a las gentes que allí viven, que allí trabajan, que ejercen sus labores y sus aficiones. Porque hay quien pretende llegar a esos campos e imponer su ley y hasta no se que extraño concepto de que aquello es «suyo» porque es de «todos». Y no es así. Existen las propiedades comunales o privadas de montes o de terrenos y aprovechamientos en el medio rural, desde el pastoreo a la caza. Las gentes que salen a raudales de las ciudades tienen, faltaría más, su derecho al disfrute, pero habrán de pensar y algunos prepotentemente parecen olvidarlo que también existen los derechos de los demás. Los derechos, por ejemplo, de los que alli viven todo el año. Y no sólo cuando salen las setas.
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