Cine
Tirarse de los pelos
Algún blog malévolo cuenta que Huppert ha conseguido enfadar a un miembro del jurado con su actitud displicente y totalitaria. Exceptuando los dos grandes premios, el resto parece el resultado de las reuniones de un jurado que se ha tirado de los pelos y que ha llegado a varias soluciones de compromiso. Por ejemplo, cuesta creer que dos filmes tan distintos, «Fish Tank» y «Thirst», compartan el premio del jurado: la primera es un dignísimo retrato femenino en los suburbios de Essex que debería haberse llevado el de actriz (aunque la metamorfosis de Gaingsbourg en La-Bruja-De-Blair-III tiene su interés) y la segunda es una muy fallida película de vampiros. Cuesta creer también que no hubiera mejor director que Mendoza. Me quito el sombrero ante los premios gordos: por un lado, Haneke nunca se había llevado la Palma de Oro –tampoco Almodóvar, otra vez será– y con «Das weisse Band» ha demostrado que sabe reinventar las obsesiones de su obra sin hacer concesiones al público; y por otro, Audiard nos regaló la película más sólida (y accesible) de este decepcionante Cannes. Celebro, por último, que Huppert se haya sacado de la manga un premio inexistente para Resnais. Si a los 86 años sus competidores pudieran hacer un filme como «Les herbes folles», otro gallo nos cantaría.
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