Almería

Transfuguismo

La Razón
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El PP-A ha abierto la caja de los truenos tras el síncope del Domingo de Ramos y no hay día en el que no aparezca Antonio Sanz «atacao», atizándole candela al nuevo presidente. El secretario general, la imagen dura del partido, está sacando toda la mordacidad de la que es capaz para intentar bajar a Griñán del Olimpo de sus primeras semanas. Estrategia popular lógica, de desgaste, máxime cuando observa el PP expectación ambiental y tregua de medios históricamente críticos con el PSOE ante la irrupción de Griñán en estos primeros días de su aterrizaje. Pero fíjense qué curioso, de todos los discursos de Sanz en las ruedas que da día sí, día también, parece que prevalece sobre los demás argumentos de critica lo del «Gobierno de tránsfugas», alusión directa al fichaje de Rosa Aguilar como consejera. Sanz y el PP piden, incluso, que se reúna eso tan inútil y fantasmal como la «Mesa Antitransfuguismo». Rosa Aguilar, lo sabe muy bien el secretario del PP-A, no es una tránsfuga. Sanz sabe, ya que los ha padecido en su partido. De entrada le podría citar a tres, los tres tránsfugas que le robaron toda una Diputación con la vergonzante complicidad del PSOE. Así que, ni Rosa Aguilar se ha quedado con el acta como Pepe Añez y sus colegas, ni ha cambiado el gobierno de Córdoba por su marcha como cambió de manos la Diputación de Almería. Calificarla de tránsfuga como hace el PP es una pérdida de tiempo. Lo que debiera hacer Sanz , si no lo ha hecho ya, es hablar con sus alcaldes y conocer qué obras no llegan a sus municipios desde la Junta por razones partidistas y preguntárselo a Aguilar en el Parlamento.